una muerte anunciada
[Carlos Alberto Sanchez]
Cuando la ciudad crece la esperanza triunfa,
la cantina se abre y el hombre escribe de la esquina,
así es por las que se pueblan las esquinas,
la promesa épica se aloja en sus puertas,
la pluma esta ahogada en el tintero.
El hombre rebusca un cigarrillo en sus bolsillos,
se embriaga como los poetas de algún manual que se le fue recomendado.
¡Esta ciudad colapsa de poetas; es escasa la poesía!
Aquellos hombres leen con gran entusiasmo los poemas de otros,
ese lenguaje se pierde en la profundidad de su garganta,
quieren llorar porque quieren que lo vean llorar,
pelean con el mesero, y cuando el dueño sale; corren a su mesa,
fingen hablar de poesía.
¡Soledad los haces falta,
necesitan sangre en sus venas!
esa boca no les pertenece,
nada de lo que dicen,
nada de lo que hacen
Salgan de sus cuevas pequeños hombres,
díganme que parte de ustedes les pertenece,
quiero que hablen con su propia boca,
es mejor preguntar a sus sombras,
ellas hablan mejor que ustedes.
¡Silencio por aquellos que no existieron!
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