raices
[Malena Jiménez]
No quería echar raíces.
No quería porque los frutos que daría serían
hermosas manzanas por
fuera pero estarían hechas de arena y tendrían
tallos de negro petróleo.
¿Qué planta era?
¿Como podía arriesgarse a echar raíces, a crecer,
como si no exiseran
noches sin luna o mañanas tenebrosas, como si
las plagas y la cicuta se
alejaran sólo con pensarlo?
¿Cómo podía echar raíces si no sabía ser un
aromáco rosal o un
medicinal dandelion?
Le pidió al primer transeúnte, al segundo, al
tercero, que le desplantara.
Pero nadie escuchó.
Hasta que una abeja se posó en una de sus flores
y no murió.
Una niña comió de sus frutos y no eran de arena,
eran de miel.
Un joven se acercó a acariciar su tallo y hojas y
no eran negras.
La maldición se había roto.
Entonces sus raíces coparon la tierra.
Y creció.
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