uno EDITORIAL FORMATIVA / SERIE DIÁLOGOS FORMATIVOS / ICADEPSLP
lamentable es que en el político mexicano hay una escasa o nula comprensión de la realidad que progresivamente lo empuja a su extinción porque indudablemente estas arcaicas formas de ejercer el servicio público están destinadas a desaparecer.
Es imperativo detener, desde el génesis de la formación política, el endiosamiento, el autoelogio y la autocomplacencia con la que la clase tradicional se pavonea en recintos o dependencias gubernamentales. El servicio público es una vocación, no un oficio transexenal. Es un deber y no una regalía. Es un privilegio y no una holganza. Permear esta cosmovisión entre la vieja escuela resultaría imposible pero las generaciones venideras deben comprender que la autocrítica es la herramienta menos utilizada en la política.
Por ello, ante las deudas históricas que la clase política tradicional tiene para con la población mexicana, es incontrovertible resaltar que se ha hecho necesaria e inaplazable una introspección y reconocimiento de las pifias y omisiones con las que se ha gobernado o hecho política en este país en detrimento de la mayoría de los grupos sociales, para medianamente recuperar algo de la credibilidad que se ha perdido a lo largo de los años de sistémicos abusos, corruptelas y degradación de la vida pública.
La“ Re dignificación de la política” y las“ refundaciones de partido” no se materializan con ataviados discursos y nobles intenciones. La aristocratización de la política se cristaliza a través de la aglutinación de los mejores perfiles en torno a un proyecto plural, multicultural, educado, igualitario, pragmático y global. Los cambios estructurales y trascendentes se logran a través de plataformas comprobables, contrastables y medibles que se sostienen con los profundos cimientos de la voluntad y la tenacidad de la consecución de los ideales.
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