Corazones necios. La inclinación natural de todo corazón es hacia la necedad.
Proverbios 22:15 nos recuerda nuestras raíces: ~~La necedad está ligada en el corazón del muchacho...~~. Nadie aprende a ser necio. La necedad forma parte de lo que heredamos de Adán y Eva. En vez de llevar a Dios nuestra hambre y sed, nos rebelamos y tratamos de manejarlos por cuenta propia de una de las maneras siguientes: Renunciando al romance. En lugar de sentir el fuerte dolor de nuestra sed, negamos nuestra necesidad de romance y conexión manejarlos por cuenta propia de una de las maneras siguientes:
Renunciando al romance. En lugar de sentir el fuerte dolor de nuestra sed, negamos nuestra necesidad de romance y conexión llamándola sueño necio. Perder la esperanza de tener alguna vez un romance más profundo con nuestro cónyuge indica que hemos abandonado nuestro anhelo de tener un romance con Dios.
Nos convertimos en las ~~criaturas tibias~~ de las que C. S. Lewis dice que ~~pierden el tiempo con bebida, sexo y ambición cuando se les ofrece un gozo infinito, igual que un niño ignorante que quiere jugar con lodo en un barrio pobre porque no se imagina lo que significa la oferta de pasar unas vacaciones en el mar. Nos conformamos con muy poquita cosa.
Dando lugar a una conexión falsa. La mejor falsificación de la verdadera intimidad es la falsa intimidad que proporciona la indulgencia sexual. Las relaciones sexuales prohibidas dan un sentido inmediato y artificial de estar ~vivo~~, cuando en realidad matan el corazón.
La gente que se involucra en aventuras amorosas es engañada por su corazón pecaminoso y necio, y se niega a recordar a Dios.
Es imposible disfrutar de una aventura amorosa y permanecer en estrecha comunión con Él.
Básicamente debe decir: ~~Dios, sal de mi vida. No puedo disfrutar esta nueva relación en presencia de tu santidad y justicia~~.
La intención de Dios es acercarse a todo corazón para satisfacerlo con un toque de su propia presencia.
Todo el que tiene una aventura amorosa huye de Dios. Pero eso también tiene un giro extraño.
Por el mero hecho de huir de Dios y cambiar su verdad por una mentira, los cónyuges infieles son atormentados por las consecuencias que quedan de su pecado (Isaías 50:10,11). Además olvidan que Dios es un amante celoso que usa hasta la locura para despertar la sed de Él. La intención de Dios es acercarse a todo corazón para satisfacerlo con un toque de su propia presencia (Deuteronomio 8:3).
Cuando finalmente se descubre una aventura amorosa, ambos cónyuges deben iniciar un
proceso peligroso. El proceso de Trina empezó cuando ella se negó a sufrir sola. Salió del apartamento de Vicki y llamó a una amiga en quien confiaba. Ambas llamaron entonces a su líder de grupo en la iglesia. Éste se puso en contacto con otro de los ancianos y los dos hombres fueron a esperar a Miguel junto a Trina cuando él llegó a la casa después del trabajo. El proceso había comenzado.