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Plantas de Navidad.

Ya tenemos la navidad aquí cerquita. La mayoría de nosotras vamos preparando los adornos de la casa que tanto nos gustan y que hacen las delicias de los más pequeños: el árbol, el belén, las bolas y guirnaldas de colores y brillos alegres… Y las plantas típicas de estas fiestas navideñas.

La naturaleza siempre está presente en todos y cada uno de los actos y celebraciones del ser humano. Todas conocemos que adornos florales se suelen utilizar en navidad, dependiendo de la tradición de los distintos países en que vivimos cada una de nosotras, pero, ¿sabemos de donde vienen esas tradiciones y que simbolizan cada una de nuestras plantas navideñas? Demos un paseo por la historia y la leyenda.

Protagonista indiscutible de estas fechas es nuestro árbol de Navidad. Parece ser que la tradición nació en Alemania y Escandinavia. Los germanos estaban convencidos que un árbol gigantesco sostenía con sus ramas el mundo, las estrellas y la luna. Ellos eran druidas que celebraban el nacimiento del Dios Sol y de la fertilidad adornando un árbol de hoja perenne y adorándolo por unas fechas muy próximas a la navidad cristiana. Cuando los cristianos llegaron a evangelizar esos pueblos, los primeros conversos a la religión católica tomaron esa misma idea y le cambiaron el significado, utilizándola para celebrar el nacimiento de Cristo. En el siglo VIII, San Bonifacio sustituyó el árbol por un abeto, cuyas hojas perennes simbolizan el eterno amor de Dios, y lo adornó con manzanas y velas. Las manzanas significaban las tentaciones y las velas la luz de Jesucristo para vencerlas. Los adornos fueron cambiando con los tiempos, y ahora se les da otro significado. Por ejemplo, las herraduras que se le cuelgan son símbolo de buena suerte, las piñas significan inmortalidad, las campanas muestran la alegría navideña y las bombillitas eléctricas han sustituido a las velas y hacen referencia a la luz del mundo.

Hay una leyenda muy bonita que dice que una noche muy fría de invierno llegó un niño muy pobre a la casa de un leñador y su esposa, pidiéndoles cobijo y algo de comer. Ellos se lo dieron, y durante la noche el niño se convirtió en un ángel vestido de oro: era el Niño Dios. En agradecimiento, entregó al matrimonio una rama de pino, pidiéndoles que lo plantaran. Esa rama se convirtió en árbol y les dio manzanas de oro y nueces de plata.

Otra de las plantas que suelen adornar nuestros hogares es el muérdago. Es de hojitas alargadas verde opaco y su fruto son esas bolitas blancas que tan bien conocemos. En su estado natural es una planta parásita de árboles como encinas, pinos o robles. Enraíza en las ramas de éstos y vive de su savia. De ahí la costumbre de colgar el ramito de muérdago en alto, en los dinteles de las puertas. La tradición dice que la mujer que recibe un beso bajo el muérdago en Nochebuena encontrará el amor que busca o conservará el que ya tiene. O si una pareja pasa por debajo del muérdago deben besarse para que proteja su amor. ¿Por qué? Pues porque el muérdago es capaz de reproducirse y vivir casi en cualquier lugar, por lo que en los países del norte de Europa se le ha dado siempre un significado de fertilidad. Además las antiguas tribus acostumbraban a firmar los tratados bajo plantas de muérdago, por lo que se le consideró una planta de paz. Así pues, ese beso traerá a las parejas salud, paz y fertilidad.