Entonces, en este sentido, todos buscamos entablar amistades con otras personas pero ¿cómo saber si lo estamos haciendo bien? Según Aristóteles existen tres tipos de amistad: Por interés, por placer y por utilidad. Si ha sido víctima de alguno de estos tipos de amistad significa que esa persona no era su amigo (¡Qué mal!). Según Aristóteles la amistad por interés la utilizan las personas egoístas que sólo les interesa llegar a un fin utilizándote como medio, por otra parte, la amistad por placer se da en los jóvenes quienes fácilmente se hacen amigos y fácilmente dejan de serlo y por último la amistad por utilidad que se da en los viejos quienes ya no buscan amistad real sino buscan lo útil en ella.
Pero Aristóteles no dejó la amistad definida de esas tres maneras, no era tan malo, sino definió, por último, a la amistad perfecta: la del hombre bueno y con virtud, en total desinterés y buscando la felicidad del otro.
Si nos damos cuenta, la amistad es como un matrimonio; ¿Te gustaría que fuera buena? Entonces que sea real y desinteresada. Así como nos lo dice Aristóteles, requiere tiempo y trato para poder conocer al otro y estrechar esos vínculos que los une. Entonces si has encontrado a un amigo así, ¡felicidades! ya que la amistad es una virtud y no es sencilla de encontrar.
Pero vamos al punto, ¿Por qué nos importa tanto la amistad? Porque la amistad es necesaria para el ser humano, el amor fraternal es necesario para una vida equilibrada. Es un vínculo compartido que llena el corazón de cualquier persona.