d) Pretender comunicar, a la vez, claridad e inquietud por el conocimiento, para generar
creatividad e iniciar procesos que pueden continuar desde otras técnicas didácticas.
e) Realizar acciones que puedan apoyar y motivar la atención del alumno: escribir en la pizarra
un esquema o proyectarlo (vídeo, diapositivas…) -de modo que su utilización sea didáctica y
no egocéntrica (para sí): piénsese en algunas diapositivas ilegibles o diseñadas sólo para la
exposición docente-, preguntar a algún alumno, modificar, aunque sea parcialmente, el plan
de la clase o la organización física del aula, expresar sentirse afectado, planificar y acordar
con los alumnos la forma de proceder, invitar a realizar preguntas, poner ejemplos, etc.
f) Desarrollar una comunicación amena que ayude a concentrarse, planteada de forma lógica,
con una duración adecuada, atendiendo al ritmo expositivo (medio-alto, sin irregularidades,
detenimientos, acelerones, distracciones), con una rica comunicación verbal y coherencia no
verbal, haciendo preguntas que ayuden a reflexionar, evitando las preguntas impersonales y
las respuestas a coro, favoreciendo que cada uno se pregunte y/o se responda, pidiendo
aclaraciones, aclarando, dosificando los voluntarios, ofreciendo breves espacios para la
iniciativa del alumno y cambiándolo según las necesidades del aprendizaje, percibido
mediante evaluación formativa, recapitulando parcialmente, etc.
g) Indicar tareas presenciales y trabajos no presenciales y orientar a los alumnos sobre su
procedimiento de realización, compartiendo con los estudiantes las pretensiones,
contenidos, actividades y fases, dialogando sobre los recursos y el tiempo disponible,
aclarando los criterios de evaluación, etc.
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