La mejora del método expositivo se puede centrar tanto en los contenidos comunicados como en
la actuación expositiva. Puede incorporar elementos que impliquen mayor amenidad, motivación,
comprensión y actividad mental, tanto receptiva como creativa. He aquí algunas propuestas
concretas para la mejora de su práctica:
a) Preparar bien la clase: si no está bien preparada, puede transmitirse inseguridad y ser causa
indirecta de torpeza en el manejo de recursos, peor desarrollo comunicativo, desatención e
indisciplina de los alumnos y peor disposición para la clase siguiente
b) Cuidar los comienzos (el primer minuto), porque su calidad puede condicionar el resto de la clase: puntualidad de todos, empezar cuando haya silencio, saludar o propiciar un inicio afectivo, propiciar el contacto visual (más allá de la “T” invertida), etc.
1) Facilitar la comprensión inicial acotando el tema, haciendo una buena pregunta con
capacidad organizadora, de apertura y de relación posible, proponiendo o interpretando una
Mejora del método expositivo
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metáfora, ofreciendo la clave explicativa de la sesión (el objetivo de la clase o una meta
accesible, un ejemplo, su importancia o valor relativo, su importancia paradójica: cómo
siendo muy atendido es poco relevante, o bien está desatendido siendo relevante, etc.),
definiendo los aspectos principales, señalando sus aspectos problemáticos, destacando la
funcionalidad (profesional, cotidiana, científica...), cerciorándose de que lo que se plantea se ha comprendido, etc.
2) Emplear otras técnicas de motivación inicial, como una entrada inesperada, una pregunta
chocante, un reto, un desafío, una intervención asombrando, inquietando, requiriendo,
analizando, sintetizando, criticando, dudando, formulando contradicciones, incurriendo en
errores para llamar la atención, transformando en juego, interrumpiendo la clase y
cambiando de rumbo por alguna razón o dato evaluativo, estableciendo una relación inusual,
etc.
3) Relacionar el nuevo contenido con ideas previas disponibles o ausentes, por ejemplo,
retomando aprendizajes anteriores, apoyándose en “organizadores avanzados”, “mapas
conceptuales”, “mentefactos” (M. de Zubiría, 1999), “evaluaciones de un minuto”,
“evaluaciones de una palabra”, etc., para partir de sus respuestas, de su nivel real, de sus
intereses o situaciones vitales, profundizando en sus ideas previas, haciendo establecer
alguna relación, invitando a construir un símil, un “organizador previo” o un “mentefacto”,
situando el contenido en mayores marcos de complejidad, etc. Ahormar la exposición en
conocimientos y síntesis ricas, cultas, meditadas, cuidadas, actuales, teniendo presente la
evolución histórica de la disciplina, su epistemología (fundamentos y métodos del
conocimiento científico) y su futuro posible, etc.
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