Técnicas didácticas para la comprensión de pedagogia 1 | Page 3

EXPOSICIÓN DOCENTE

Más allá de los reduccionismos en torno a la exposición docente Una exposición magistral no es una conducta que pueda juzgarse con simpleza. Es preciso

relativizar las experiencias y las razones si queremos desembocar en percepciones complejas y

válidas. A la luz de esta caución, proponemos algunas reflexiones en torno al método expositivo:

Las mejores exposiciones suelen coincidir con los mejores ponentes, no con excepcionales

acciones. Una clase magistral, si es verdaderamente magistral, es un lujo, y según con qué

finalidad educativa, un método y una técnica idónea. Pero es preciso que incluya una serie

de características: motivación, amenidad, respeto, extensión e intensidad ajustada a la curva

media de concentración de los alumnos, vinculación a otras actividades didácticas,

interacción complementaria, etc.

b) La clase magistral que es acorde con los intereses y conocimientos de los alumnos de

referencia puede ser una técnica generadora de intensa actividad intelectual, altamente

formativa. Si bien puede entenderse que favorece a priori el aprendizaje significativo por

recepción (D.P. Ausubel, 1968), una buena exposición o sistema expositivo puede ser

también una fuente de intenso aprendizaje por descubrimiento, ya que puede traducirse en

apertura, sugerencia, razón alternativa (crítica, divergencia, profundidad, utopía, etc.),

elaboración productiva, etc. Puede asociar una comprensión significativa y contribuir a

elaboraciones cognoscitivas creativas (alternativas, flexibles, inquiridoras, críticas…).

Además, puede ser impactante y muy transformadora, inmediatamente o a medio o largo

plazo, siempre que se asuma como punto de partida, y no como desembocadura. A todo ello

ayudará que el docente sea culto, empático, que viva lo que enseña, mejor que investigue

sobre lo que enseña y que se exprese con riqueza verbal adecuada. Idóneo será si además

relaciona conocimientos y ámbitos con fluidez, incluyendo la ética y la transformación social,

porque educará la razón.

La exposición docente no ha de ser un acto unívoco de quien expone a los participantes. La

exposición docente puede estar orientada a la generación e conocimiento de los alumnos:

sistematización, apertura, flexibilidad, reacción, cuestionamiento, provocación, interrogación,

aclaración, comprensión profunda, comunicación y participación de los alumnos. De hecho,

aunque la referencia pueda ser un formato tradicional, no suele tener lugar de forma pura:

puede incorporar pautas motivadoras, combinarse o formar parte de otras técnicas anejas

interactivas que gravitarán en torno al discurso docente o se orientarán a una posterior

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segunda técnica

interacción, a aprendizaje grupal y autónomo e incluso transdisciplinar. Además, las técnicas

interactivas y de descubrimiento, así como las técnicas de trabajo individual o autónomo,

pueden incluir secuencias de exposición docente como componente explicativo y evaluativo

mayores o menores.

d) Por último, es erróneo identificar la exposición como una actuación privativa del docente. La

exposición, si a alguien ha de asimilarse, es a quien expone y comunica conocimientos:

docente, alumnos, otros profesionales o invitados, etc. Piénsese, por ejemplo, en las

técnicas basadas en la exposición del alumno, como las “conferencias” (C. Freinet) o las

comunicaciones, que serán para los ponentes experiencias creativas de primer orden en las

que, además, desarrollarán una responsabilidad comunicativa especial.