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La Lealtad en
Nuestros Tiempos
E
n una época en la que la lealtad no es un valor primordial,
los animales, en este caso un perro, nos demuestra el
poder de la fidelidad a pesar de todo. Si no leyó o escuchó
la historia de Rambo, seguro sabe de otras más en Bolivia
y el mundo. Un can llega detrás de una ambulancia a un hospital
donde su dueño es internado, al final éste no salió vivo; pero el
animalito le sigue esperando hasta hoy. Quienes lo ven todos los
días, le han tomado cariño; doctores, enfermeras y comerciantes de
los alrededores le llevan comida y le acarician.
A pesar de estos cuidados, nada se compara con volver a ver a
su dueño, será por eso que cuando sale alguna persona la olfatea
queriendo encontrar algún rastro de quien tanto amo. Me pongo a
imaginar su pena, perder al ser que es tu mundo entero, solo puede
compararse con la perdida de los padres, la pareja o nuestros hijos;
nosotros somos conscientes de que se fueron, en cambio el perrito,
no y por eso su espera continuará.
En la nota que le hizo un canal de televisión, pedían su adopción.
Aunque sería la solución ideal, Rambo nunca olvidará a su primer
amo y seguro volverá al hospital en su búsqueda. Esta historia no es
nueva, en Potosí también vive un can que perdió a su dueño y se
quedó fuera de su casa esperándolo. Los vecinos quisieron meterlo
a sus hogares para adoptarlo, el animalito se negó; entonces le
construyeron una casita en la calle, al lado de la puerta del amigo que
sigue esperando.
¿No es impresionante este amor desinteresado? Mientras, hace
unos años, a través de los noticieros nos enteramos de cómo, los
propios familiares, dejaron a una señora de la tercera edad, todavía
viva en una sala de velatorio, esperando su muerte para enterrarla lo
más pronto posible. El cariño de los animales es verdaderamente
incondicional, ellos no nos aman por ser guapos o hermosas,
tampoco por cuánto dinero o posesiones tengamos, ni les importa si
estudiamos una carrera profesional, o si somos gerentes o
empleados. Lamentablemente los seres humanos no amamos así,
piénsenlo por un segundo, ¿Qué nos atrae de las demás personas, o
qué tomamos en cuenta para enamorarnos y casarnos?
¿No quisiéramos que alguien nos ame profundamente, para
siempre? ¿Las personas amamos así? Yo respondería que no, por
eso debemos aprender de los animales. Nosotros creemos ser la
especie superior tan solo porque hablamos, creamos cosas nuevas y
desarrollamos un gran poder de la imaginación; con el tiempo,
pareciera que vamos perdiendo la capacidad de amar de verdad y
sin amor, la tecnología, la inteligencia, el conocimiento, no son nada.
Todos los días escuchamos historias parecidas a la de Rambo,
éstas nos conmueven hasta las lágrimas. En Japón se erigió una
estatua en honor a la lealtad de Hachico, un perro que esperó a su
dueño por el resto de su vida; una película se inspiró en esta historia
real. Cada día, animales, arriesgan sus vidas para rescatar a muchas
personas. ¿Cómo les pagamos? Maltratándolos, arrastrándolos con
una soga detrás de un auto ya que no queremos nuestra movilidad
llena de pelos; abandonándolos a su suerte cuando ya no son tan
adorables como cuando los trajimos a casa siendo cachorros.
Parece ser más fácil descartarlos al igual que objetos comprados en
tiendas.
Aprendamos la lealtad y el amor de los animales, amemos sin
miramientos de forma que ese sentimiento sea el motor de nuestra
vida y la guía para el accionar cotidiano, así seremos mucho mejores
en la sociedad donde vivimos.
Te invito a dejar tus comentarios sobre este tema en mi blog http://decolorhumano.blogspot.com/