Tuneles Roderick Gordon 1 Túneles | Page 48

Roderick Gordon - Brian Williams Túneles desentrañar sus pensamientos. Al cabo de unos minutos, Rebecca había visto todo lo que quería ver. Cogió la jarra de la mesita de noche y la olió. «Otra vez su infusión relajante, con unas gotas de coñac.» De puntillas, con la jarra en la mano, salió del dormitorio y bajó a la cocina, abriéndose paso sin grandes dificultades en la oscuridad. Dejó la jarra en el fregadero y salió de la cocina para volver al recibidor. Allí se quedó quieta una vez más, ladeando ligeramente la ca beza y cerrando los ojos para afinar el oído. «Está todo tan tranquilo... —pensó—. Así debería ser siempre.» Permaneció allí sin moverse, como en trance. Luego aspiró lentamente por la nariz para llenarse los pulmones, mantuvo el aire durante unos segundos, y lo fue soltando por la boca. Se oyó una tos amortiguada, procedente del piso superior. Con disgusto, Rebecca dirigió la mirada a la escalera. Habían turbado su paz. Habían roto el hilo de sus pensamientos. —¡Estoy tan cansada de todo esto! —dijo con amargura. Sin hacer ruido, se acercó a la puerta de la calle, quitó la cadena de seguridad, y luego se dirigió a la sala de estar. Las cortinas estaban completamente abiertas y le proporcionaban una clara vista del jardín trasero, en el que la luz de la luna, que se desplazaba lentamente, iba iluminando trozos de vegetación. Sus ojos no se apartaron ni un instante de aquella vista mientras se sentaba en la butaca de su madre y se recostaba para seguir contemplando el jardín y el seto que lo separaba de los terrenos comunales. Y allí permaneció hasta la madrugada, disfrutando de la soledad de la noche y abrigada con el sudario de una oscuridad como de chocolate. Observando. 48