Mita ’ i Pyta
El verde pasto estaba ahora pintado con charcos rojos , la sangre de mis amigos . Gritos y llantos de mis compañeros de colegio , plegarias a Dios entre últimos suspiros . El negro carbón se iba limpiando de mi rostro con mis lágrimas mientras levantábamos rifles casi tan pesados como nuestros cuerpos .
El que no tiene rifle , usa espada . El que no tiene espada , lanza . Y el que no tiene lanza , piedras , pero no valía no luchar . Por mi país , por mis amigos , por mi papá y por mi mamá , porque si no lucho ¿ A dónde iré ? ¿ Qué será de mí ? Aunque tiemblen mis manos , aunque esté sollozando sin siquiera poder levantar mi arma , acepto lo que tenga que pasar en este campo . Hoy moriré . Que la sangre que derrame hoy riegue este campo . Solamente pido a Dios que sea una muerte rápida , así podré al fin ver a mis compañeros y a mi familia de vuelta .
La ventisca seca de hoy hace que me llegue el punzante olor a pólvora . Veo figuras borrosas de color azul y una humareda gris por encima de sus cabezas . De pronto , siento como si me hubiesen pateado en el estómago . Caigo al suelo , buscando el aire que se me escapa . “ Al fin ”, digo , mientras el ardor de mi estómago sube hasta mi cabeza . Mi respiración entrecortada peina al pasto que toca mis labios , mientras que mi ropaje , ya manchado de la cintura para abajo , colorea al campo que será el lugar de mi descanso infinito .
Victor Pedraglio
Travesía • revista estudiantil 75