Trump en la Casa Blanca suplemento DONALD TRUMP 1 año | Page 4
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se ha abismado y su propia administración es vista como disfuncional por el
70% de los ciudadanos.
“Ha roto con el papel simbólico de la presidencia. Trump no trata de estar por
encima de la refriega ni le importa aparecer como justo. Tampoco le preocupa
la imagen de EEUU en el mundo. Sus normas se reducen al poder y la
humillación del enemigo”, afirma Andrew Lakoff, profesor de Sociología de
la Universidad California Sur.
El daño es ciclópeo y en otro país de contrapesos más débiles habría
desencadenado una crisis institucional. Pero lejos de cualquier temor, Trump
sobrevive y ya sueña con la reelección. ¿Cómo es posible?
Los expertos indican que el presidente vive seguro bajo la bandera del
patriotismo y la xenofobia. Desde los albores de su campaña ha sabido destilar
los miedos de la población blanca rural para obtener un combustible de alto
octanaje. Fracturando al electorado, se ha quedado con ese 40% de los
votantes registrados que le es fiel, que odia la globalización y teme al
inmigrante. A ellos dirige sus mensajes y por ellos sacude diariamente al
mundo con sus invectivas. “Ese núcleo duro le adora como en un culto
religioso. Creen en lo que diga y apoyan lo que haga”, indica el profesor Larry
J. Sabato, director del Centro para la Política de la Universidad de Virginia.
En la polémica, Trump se sabe fuerte. La altisonancia le eleva y distingue. La
palabra es un arma en sus manos. Se pudo ver el mismo día de su investidura,
hace hoy justo un año, cuando después de jurar sobre la aterciopelada biblia de
Abraham Lincoln entonó un enfurecido canto nacionalista y dio por
inaugurada la era de América Primero. Fue la apoteosis del aislacionismo. La