Trump en la Casa Blanca suplemento DONALD TRUMP 1 año | Seite 20

20 mañana. “A veces parece que sigue actuando como si no gobernase y estuviera en un escenario de televisión”, apunta el comentarista Walter Shapiro. Su jornada se la organiza su jefe de gabinete, el general John Kelly. Un marinereconocido por su patriotismo, que ha logrado ordenar su caótico entorno. En continuo contacto con Kelly y sin dejar de beber Coca-Cola light (12 al día), el presidente lidia con informes, reuniones y declaraciones. Sobre sus capacidades no hay acuerdo. En Fuego y Furia se le dibuja como un “niño grande”, ignorante y con tan poca concentración que cuando un asesor quiso explicarle la Constitución no pasó de la cuarta enmienda. Otros testimonios hablan de alguien que más bien exige brevedad y argumentos nítidos. Recuerdan que en primavera, cuando había decidido abandonar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, su secretario de Agricultura logró convencerle de no dar el paso mediante un mapa que mostraba las áreas que le habían votado mayoritariamente y que sufrirían por la decisión. “A los granjeros no les podemos hacer esto”, concluyó el presidente. Terminada la jornada oficial, la cena suele celebrarse a las siete de la tarde con invitados escrutados por Kelly. Aunque el menú puede ser amplio, el filete con patatas siempre está a disposición. Después, llegan las horas más inciertas. Hasta la medianoche se mantiene activo. Siempre quedan llamadas, reuniones, conversaciones, pero poco a poco los altos funcionarios imperiales se van retirando y el mandatario se queda solo. Las pantallas encendidas, los tuits cada vez más seguidos. El mundo gira y Trump se clava ante la televisión. A ver su propio show.