El fútbol era para verdaderos "machos" dijo una vez un anciano en un cafetín de Buenos Aires, que concordaba con otro veterano nacido en Montevideo, mientras tomaban una bebida fuerte como "patada de zaguero central". Los hombres de avanzada edad remarcaban que los jugadores que pateaban la redonda por los años 40 usaban zapatos reforzados, lo que era más o menos, como ir a jugar al fútbol con calzado de trabajo, como los que usan los mecánicos o personal de industria pesada hoy en día. "Te daban una patada y te sacaban chispas", dijo el argentino, mientras que el uruguayo remató "te hacían pelo y barba en el aire mientras pateaban el córner". Los zagueros utilizaban revistas por debajo de las medias, como canilleras para protegerse de alguna "atención" bridada por el defensor del rival de turno. Este tipo de calzado era pesado, tosco. "Como atarse dos ladrillos a los pies y luego salir a correr", nos contaba uno de los hombres, mientras bebía un sorbo de bebida. El otro, asintió con la cabeza y reflexionó durante medio minuto "si no te adaptabas al zapato, no podías jugar, había que ser bueno en todo, hasta a la hora de usar los botines. Ahora estos jugadores usan zapatitos de ballet, parecen bailarinas, pero no tienen la habilidad y el temparamento de los de antes".
La alta tecnología entró para quedarse en la confección de nuevos botines de fútbol. Ahora son aerodinámicos, con curvaturas perfectas que se amoldan al pie del jugador, telas ultralivianas para que el futbolista se sienta casi descalzo, adherencia a la superficie, y tiene protecciones para sacar remates potentes sin que el deportista sienta el "efecto chicotazo". Sus tapones permiten que el jugador no se trabe en el piso dejándolo correr a todo vapor. Existen de diversos colores fabricados por varias marcas; muchos futbolistas utilizan botines con sus nombres, yvarios de ellos, son personalizados, de acuerdo a la popularidad del atleta.
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