Travesías didácticas Nº 32 • Mayo 2020 | Page 61

burocracia. Es decir, al lenguaje del sistema administrativo. Puede entonces por momentos ser percibida como una obligación curricular más. Sabiendo eso, quisiera pensar esta ley no solo desde la perspectiva de su obligatoriedad (como si fuera un peso que el sistema educativo nos hace cargar) sino desde la perspectiva de la ampliación de derechos que esta misma obligatoriedad promueve (y al compromiso de un Estado que se asume como garante de los mismos) y al mismo tiempo desde la apuesta al deseo, al cuerpo, a los afectos, a los placeres, a las potencias vitales de la existencia que la perspectiva de la ESI trae consigo. Paradójicamente, una ley puede pensarse como una forma de cristalizar un orden de cosas, pero también puede ser una forma colectiva de crear otros mundos posibles, más justos y más deseables para todas las personas. ¿Cómo hacer para que no pierda su carácter instituyente, disruptivo? ¿Cómo evitar que sea reabsorbida y automatizada? Mi recorrido se enmarca más en una reflexión pedagógica y filosófica que en un planteo didáctico, entendiendo a la filosofía como una manera de preguntarnos por nuestros modos de vida, por la forma en que nos vinculamos con lxs otrxs, por el mundo que estamos contribuyendo a configurar. ¿Cuáles son los modos de vida y los mundos posibles que estamos propiciando desde nuestro lugar de adultxs? Considero, en primer lugar, que la potencia filosófica de la ESI puede pensarse desde la filosofía de Nietzsche. Para este autor, la filosofía se presenta como una herramienta para combatir toda mistificación, principalmente aquellas que atentan contra las potencias vitales y afirmativas de la existencia. En el siglo XIX definió como filosofar a martillazos al acto de desnudar mistificaciones y conceptos que, en su afán de totalizar, generaban consecuencias reactivas contra la vida y la singularidad compleja de la existencia. La filosofía es así la crítica de todos los valores establecidos, y la creación de nuevos valores, valores de la vida que reclaman otro principio: una vida más plena, más noble, más digna, más libre. Para este autor, frente a la vida misma que es separada de su potencia por las fuerzas reactivas, es necesario invocar las fuerzas activas del deseo, del pensamiento, del placer, de los afectos, de la crítica y de la creatividad. Esto se vuelve una tarea urgente en un mundo binario y temeroso de las diferencias como el que habitamos hoy. La ESI nos invita de alguna manera a identificar cuáles son esos conceptos que tenemos que pasar por el martillo para liberar las potencias de la existencia de niñxs y jóvenes que estarían obturándose, para aportar a la configuración de un mundo libre de estereotipos y de violencias. Es en este sentido que la ESI en las aulas tiene un efecto martillo. ¿Qué implica deshacer, martillar conceptos en las aulas? ¿Qué cuestiones urge pensar, repensar, desarticular? En primer lugar, nuestras propias representaciones adultas sobre las temáticas que esta ley abarca. La ESI, entendida como una perspectiva pedagógico-política transversal a todos los niveles educativos, nos desafía en primer lugar a lxs docentes, invitándonos a revisar críticamente nuestras representaciones sobre nuestro rol, sobre la educación y la niñez, sobre el cuerpo, la sexualidad y el género, sobre la pretendida 59