Travesías Didácticas Nº 22 • Julio / Agosto 2016 | Page 28

Diálogos educativos: dialogando con los niños Prof. Stella Mary Figueroa decir con lo que acabamos de decir, como si de eso se tratara su carácter interminable, como si justamente conversar no tuviera que ver con ponerse o no de acuerdo. Hace poco escribí que estar o no de acuerdo con lo que dice alguien es lo menos importante, lo más importante es cómo escuchar, cómo tener paciencia, y tratar de recibir las verdades que otros nos ofrecen. Para eso no es que haya que “dar voz”, como decían la vieja o la nueva sociología, sino más bien ir adonde se habla, ir adonde se conversa, no dar voz, sino ir a escuchar adonde se está hablando, situarse en permanente exposición al lenguaje. Entonces es como un “sí, pero”, o “quizás agregaría o quizás matizaría”; eso es una conversación. Es como decirte “¿pero no te parece también que…?”. En relación a lo que expresa Carlos Skliar es bueno tomar esto de que lo más importante es escuchar. Escuchar a los niños, implica no preguntar si no tomar sus palabras para generar el diálogo entre ellos y con ellos, es propiciar el intercambio no solo entre sus pares si no también con nosotros mismos. De esta manera comenzaremos a descubrir que la pregunta de ¿para qué está la escuela y los maestros? Ya no tiene sentido porque lo sustancial de nuestra función y razón de ser son esos niños que esperan que les enseñemos, ellos descubren lo que intuyen cuando le damos direccionalidad a la enseñanza. ¿Desde qué lugar partimos? Si aceptamos que la infancia actual vive en un mundo donde la fluidez es la reina y donde los vínculos parentales parecen des-dibujarse, tenemos como obligación generar en la institución Jardín o Escuela una solidez tal que solo se logra con vínculos potentes. En cuanto a esto dice Lewkowicz: 3 “…La infancia era una institución sólida porque las instituciones que la producían eran a su vez sólidas. Agotada la capacidad instituyente de esas instituciones, tenemos chicos y no infancia…... Los ejes estructurales no tienen ya potencia para aglutinar lo que consolidaban en su momento, y los agentes de la vida social nos enfrentamos a la experiencia inédita de forjar cohesión en un medio fluido…. Llamamos cohesión a un conjunto de partículas que sostienen entre sí fuerzas de atracción mutua, que no se consolidan pero que en un medio fluido evitan la dispersión. La dispersión es la fragmentación, la inconsistencia…En esas condiciones, los vínculos cambian de cualidad, están sometidos a los encuentros y a los desencuentros. Para nosotros, la familia está basada en el amor. …No hay lenguaje de parentesco capaz de designar ciertos vínculos efectivos…. Sin embargo, puede haber una relación efectiva de parentesco. No hay ningún andamiaje estructural que soporte ese vínculo; se sostiene en prácticas y no en un sistema clasificatorio, no en una institución. El vínculo se sostiene por haberse elegido mutuamente, por cuidarse, 3 Lewkowicz, Ignacio. Entre la institución y la destitución. ¿qué es la infancia? Frágil el niño, frágil el adulto* Conferencia en el Hospital Posadas, 18 de septiembre de 2002; incluida en Pedagogía del aburrido, de próxima aparición (Ed. Paidós). 26