HUIDA
Un disparo deja a Solano inquieto, comienza a correr por la orilla del Aqui-
dabán. Decide ocultarse entre los árboles para que los persecutores pierdan su
rastro. Convencido de que ya no lo podían ver ni oír, sale hacia la orilla para no
desorientarse y ve la silueta de un surubí, se lanza al río a nadar sin saber lo que
ocurría a sus alrededores. Mirando al pez con envidia de libertad, Solano tropieza
con un enorme barco de hombres apuntándolo con armas.
E nrique C hen
AMOR
Salvador y Blanca se encontraron otra vez bajo la sombra del samu’u. Mirando
el atardecer juntos se enamoraron en pleno cañadón chaqueño. Ante la atónita
mirada de los novios pasó un yaguareté con colmillos filosos. Salvador y Blanca
temblaron de miedo, se mantuvieron callados y volvió a pasar el tenebroso felino.
No pudieron creer, el animal se alejó. Los dos disfrutaron luego del atardecer, de
la experiencia del terrible animal y del espléndido guiso hecho por Salvador.
E steban D e G ásperi
AGITADA MUJER
Un hombre encontró a una mujer en un bar de San Bernardino, la sedujo y la
llevó a su casa. La mujer se llamaba Ramona. Pasaban el tiempo, las copas de vino
y el hombre notaba que Ramona estaba muy agitada, algo tramaba, no estaba
viviendo el momento. El hombre le ofreció un trago y volvió en 5 minutos. La
buscó por toda la casa, y no estaba. Él, decepcionado, pensó que la mujer lo dejó
plantado. Al día siguiente, se levantó, se subió al auto y vio las piernas de Ramona
a la altura de sus ojos, una soga atada al cuello la tiraba desde el techo.
E zequiel G iménez
DIFERENCIA
En las aguas cristalinas del Salto Cristal nació una amistad, la que parecía ser
indestructible. Durante largas horas debajo de la sombra de un árbol de mango,
María y Julia se contaron sus aventuras y planearon las que estaban por venir.
Con el tiempo y con tereré de por medio, se volvieron hermanas, se entendían y
complementaban. Hasta que un día, un pitogüé asomó su nariz en medio de estas
hermanas. Una persiguió al pájaro decidida a capturarlo y dejando a su amiga
atrás. La otra decidió no perseguir a un pájaro sin mucha importancia para ella.
Así se creó el abismo más grande que pudo existir: María, casada y con hijos; Julia,
soltera y sin descendencia.
A na P aula G onzález
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Travesía • revista estudiantil