Travesía 2019 3 | Page 19

En este cuento cada persona representa a una iden- tidad bien particular que enriquece la historia. Así,   por ejemplo, “el niño” es ingenuo e inocente, que siempre creía en todo lo que le decían sus padres. Se percibe en su ino- cencia que era honesto y benévolo, porque nunca les min- tió a sus padres. Tampoco era travieso. Siempre trataba de hacer lo correcto. Por otro lado, “el ángel de la guarda” no estuvo por mucho tiempo en la historia, pero es el perso- naje que hace que el cuento sea interesante. Es un ser muy amable y de buen corazón, que siempre protege y guía al niño, tal cual se puede entender de la frase: “Entonces él le pidió que volviera todas las noches, pero el Ángel le dijo que no podía, que había venido por él como una excepción singular, pero de todos modos siempre estaría con él para cuidarlo de todos los males, y rescatarle de todas las triste- zas.” Así mismo, “el papá” es un señor serio que estaba muy concentrado en su trabajo y un poco contradictorio ya que cuando su hijo le preguntó cómo podía ver a su ángel de la guarda, le dijo que debía tener fe y rezarle cada noche. Sin embargo,  cuando el niño dijo que le vio a su ángel de la guarda, él dijo que el ángel de la guarda era una fantasía. Esto se puede ver en el siguiente diálogo: “—No. Es fantasía, como soñar despierto. —Pero vos y mamá me dijeron que si tenía fe... —Sí, es cierto, pero... ¡era fantasía!” También está “la mamá”, quien no quería que el papá le dijera a su hijo que el ángel de la guarda no existe, porque el niño todavía era chico y no quería que le arruinasen su infancia. Si le hubieran dicho desde el comienzo que el ángel de la guarda era una fantasía, la historia iba a ser muy dife- rente y tal vez hasta aburrida. La mamá es una persona que quiere mucho a su hijo. Por último está “el psicólogo”. Es el que hizo que el niño se olvide del ángel de la guarda. El niño no le quería, porque le hacía preguntas muy extrañas, como cuantos dedos tiene en la mano y si odiaba a su papá porque se encerraba con su mamá a acostarse. En la historia lo des- cribieron como “un señor de ojos cansados y cabeza calva, con un guardapolvos blanco, y en el bolsillo superior media docena de lápices de colores”. También tenía cara de pájaro. El cuento nos lleva a ubicarnos en la perspectiva de un niño que deseaba ver a su ángel de la guarda. Y cuando lo vio, sus padres, con la ayuda de un psicólogo, gradualmente lo obligaron a abandonar su fe en el ángel, lo que le produjo un gran vacío en el alma. En consecuencia, esto nos hace reflexionar acerca de que los adultos o los padres a veces no notan que sus hijos pueden quedar muy afectados por lo que ellos dicen y hacen respecto a la vida de un niño. Por otro lado, algunos adultos pueden ser obstinados, porque no quieren creer lo que les cuentan los niños. Por lo tanto, el niño queda más confundido de lo que estaba al principio. Queda claro que el autor se propone  demostrar cómo Travesía • revista estudiantil los adultos pueden afectar mucho a sus hijos, ya que los niños creen en todo lo que sus padres les dicen. Los padres a veces, sin darse cuenta, pueden hacer que su hijo se sienta mal. Desde la perspectiva literaria, el cuento nos ofrece una mirada interesante acerca de las relaciones entre niños y adultos, donde se reflejan sentimientos de amor y un poco de tristeza, porque al final el niño siente un vacío dentro de su corazón. Esto se puede ver en la frase: “Adentro, allí donde su cuerpo se llenaba de aire de la noche para tener fe, sentía ahora un vacío.” Así mismo, puede percibirse un fuerte componente ético en el relato ya que muestra el bien y el mal que ocurre durante la historia. Los padres tratan de hacer el bien para su hijo, cuidándolo siempre. El niño trataba de hacer el bien rezándole a su ángel de la guarda para poder verle, ya que pensaba que era el que le protegía y guiaba. Pero los padres hicieron algo malo, confundiendo al niño. Al comienzo dicen que el ángel de la guarda es muy bueno y que siempre lo protegerá, lo que se puede ver en la frase: “Su madre se lo había repetido cientos de veces, y él, pobrecito, creyó en él, en el Ángel de la Guarda”.  Luego dicen que no es real y que debe dejar de creer en él. Para Mario Halley Mora  sus cuentos solo tienen sen- tido si se ubican dentro de la realidad paraguaya. Por eso “El Ángel de la Guarda” representa mucho de la identidad del paraguayo, ya que la mayoría de los paraguayos son católicos y creen en el ángel. También pone en boca de sus personajes el habla de los paraguayos, como las palabras “mirá” y “sabés”. El narrador nos presenta en “El Ángel de la Guarda” un elemento que influye psicológicamente al niño. Él creía en su ángel de la guarda, y eso le hacía sen- tirse seguro y protegido. Un valor del paraguayo que aparece en este cuento es la religiosidad católica y la creencia en Dios y el ángel de la guarda. Otro valor del paraguayo es el amor que los padres tienen a sus hijos, siempre tratando de cuidarlo y mante- nerlo seguro. No hay un solo hogar paraguayo que carezca de estas virtudes de la fe y el amor. Sin embargo, un anti- valor del paraguayo que aparece en este relato es que los padres confundieron mucho a su hijo, al punto tal   que tuvieron que llevar al niño al psicólogo, y desde ese día el niño sentía un vacío en su corazón porque le robaron su fe en el ángel de la guarda. Si uno lee este cuento, se dará por enterado de todas las situaciones buenas y malas que puede pasarle a una persona en la vida. Tener una fe por el ángel de la guarda, encontrarse con él, unos padres dudando de las palabras de su hijo, llevándolo a un psicólogo y obligándolo a olvidarse de un ser que una vez fue creído ser un protector que lo guiaría durante su vida. Ahora piensa: si algún día tuvieras un hijo, ¿le harías creer en el ángel de la guarda? Y si él dice ver a su ángel, ¿creerías en él? ¿O le apartarías de lo que le hace feliz? 19