Francisco Gorostiaga - 6.° grado
Un gesto solidario
Soy Nicolás, tengo 11 años y vivo en un pueblo llamado Yaguarón, a 48 km
de Asunción. Me gusta mucho Yaguaron, allí viven mis amigos y todo es muy
tranquilo. Vivo con mi mamá, Verónica, quien tiene 35 años de edad.
Yo me considero muy afortunado, puesto que mi mamá se esfuerza mucho
para que yo pueda estudiar y ser un niño sano.
Aunque tengo muchos amigos y me divierto con ellos, mi vida no es per-
fecta. Desde que nací estoy conviviendo con muchos problemas respiratorios,
no sé exactamente lo que tengo, pero ha empeorado en estos años y casi no he
recibido atención médica. Probablemente la ayuda que necesite mi mamá no
esté en condiciones de proveerme.
Mi mamá y yo estamos desesperados debido a que no encontramos solu-
ción aquí en Yaguaron, por lo tanto, iremos en busca de asistencia a la capital
en donde nos quedaremos en la casa de la tía Elena.
En el hospital tardamos mucho pero finalmente pudimos consultar con
el doctor quien nos dijo que necesitaría una cirugía. Más tarde escuché a mi
mamá y a la tía Elena decir que sería muy costosa, que no contaban con el dine-
ro para la cirugía. Había que pensar en algo, la operación era necesaria y deci-
dieron inscribirse en una lista de personas que recibían donaciones. Pasaron los
días y cada vez con menos esperanzas de alguna ayuda. Sin embargo, cuando
ya estábamos decididos a retornar a nuestro hogar una persona, quien no quiso
que revelaran su identidad decidió donar el dinero necesario para la cirugía. Al
enterarnos de esta maravillosa noticia nos pusimos muy felices con lo que se
pudo conseguir y al mismo tiempo, muy agradecidos con esta persona.
La cirugía fue un éxito, a partir de ahora ya no tendré que lidiar con ese
problema. Mi familia y yo estamos muy felices de haber superado este incon-
veniente. Aprendimos que nunca debemos perder la esperanza y siempre debe-
mos estar dispuestos a ayudar a los demás.
Travesía • revista estudiantil
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