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Axel Schuchardt- 10.° grado

La pobreza, la riqueza y la naturaleza humana

Querida Andrómaca:
Es mi gran pesar tener que escribir esta carta. Preferiría morir sin decir nada, dejar que mis acciones hablen por sí mismas. Pero mereces la verdad e instrucciones para asegurar tu bienestar en el futuro. He decidido ceder mi vida a la espada de Aquiles, el de pies ágiles, para apelar a la compasión de este gran guerrero. Que perdone al pueblo de Troya y, especialmente, a nuestro hijo y a ti. Astianacte tiene mucho por hacer aún, y confío en que los dioses tienen grandes planes para su futuro. Espero que los inmortales admiren mi sacrificio y permitan que, algún día, mi primogénito sea visto como gran líder de Troya; que la lidere y la devuelva a su gloria previa.
En cuanto a ti, amor mío, deseo que perdones mi error. Debí haber obedecido a mis instintos y devuelto a la nueva princesa de Troya a donde pertenecía; el palacio del Atrida Menelao. Debí también dejar a los soldados pelear y derrotar a Aquiles, pues, de ese modo, no hubiese fallecido su añorado primo, Patroclo. Debo limpiar mi nombre para no terminar como mi hermano. Yo no ofreceré Troya a los griegos por no cumplir con mi honor. Pero no dejes que el odio, el rencor y la sed de venganza te cieguen, pues es mi hermano y debí aconsejarle mejor. Hay también algo de verdad en las declaraciones de mi padre, pues si nosotros estuviésemos en esa situación, yo invadiría y destruiría ciudades para tenerte. Por esta razón, concuerdo en que es mejor pelear por amor como Paris que por dinero, como el Atrida Agamenón y sus hombres.
A pesar de todo esto, necesito que vivas, mi amada, pues no toleraré que pierdas tu vida por mi culpa. Yo debo morir y pagar por mis errores. Sin más preámbulos, necesito asegurar que resistas. Ve al pasillo de la servidumbre. Allí encontrarás una puerta cerrada con cadenas. Se acercará una mujer anciana y te ofrecerá vino. Dile que no puedes morir y te dará una llave. Abre la puerta y sigue el camino; no tienes forma de perderte. Saldrás del túnel y te encontrarás en el Monte Ida a salvo junto con nuestro hijo, Astianacte. No quiero que olvides mi historia y que nuestro hijo se vea privado de ella. Sin embargo, no dejes que se guíe por la venganza. Pero lo más importante es que no olvides que te amo y también a nuestro hijo. Te esperaré en el inframundo.
Con amor, Héctor Príncipe de Troya
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