TRABAJO SOCIAL | Page 98

98 profesional, lo va integrando, lo va constituyendo.” (A.S.). La experiencia es el “artesano”, modela al profesional. A través de la experiencia “nos vamos haciendo”; al intervenir, el trabajador social produce cambios en las personas, pero a su vez, dicha intervención, produce cambios también en él mismo. “Nuestra intervención nos influye,” porque es recíproca, porque existen “intercambios con el otro”, porque nuestra profesión es relacional, hay siempre encuentros con otro, supone siempre una interacción. La práctica profesional es influida constantemente por las experiencias de los sujetos con los que se interactúa. La intervención es interacción, es un intercambio de mundos. "El profesional se hace en la experiencia, se hace en el rigor, en el contacto, en la interacción, en lo que va a llamar un estilo de gestión. Yo creo que el profesional que tenga 10 años de trayectoria, tiene que tener un estilo de gestión.” (A.S.). Un estilo de gestión es una forma de hacer las cosas, forma que está modelada por la experiencia, por la forma de ver la vida, por la forma de ser, por el contexto institucional, por la realidad en la que uno interviene, por las estructuras sociales predominantes y por las representaciones sociales que tengan los trabajadores sociales. El estilo de gestión habla también de la autonomía del profesional, cómo el trabajador social pone su sello personal en las formas de intervenir, de la creatividad que tenga, de su capacidad para improvisar. El estilo de gestión va a estar dado también por los valores de la profesión, por las utopías, por las creencias compartidas por quienes la ejercen. El utilizar el vocablo “estilo de gestión”, denota una visión del trabajo social más tecnocrática, más enfocada hacia la eficiencia, hacia los principios orientadores de una economía de mercado en la cual estamos insertos. La realidad está enmarcada por el momento histórico que se vive y el profesional no puede desconocerlo pues las personas con las que interviene presentan otras necesidades o las mismas, pero con matices distintos, con una valoración diferente. No puede el trabajador social mantenerse ajeno a estos cambios, quedarse sólo con lo que ha aprendido en las universidades y ser un mero aplicador de métodos, sin capacidad de reflexión y aprendizaje. Implica que los esquemas interpretativos sociales de los trabajadores sociales se ven mediatizados por el contexto histórico en que intervienen.