Tom Sawyer
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Mark Twain
y, en seguida dar once pasos deprisa, y después dar tres vueltas, y marcharse a
casa sin hablar con nadie.
Porque si uno habla, se rompe el hechizo.
-Bien; parece un buen remedio; pero no es como lo hizo Bob Tanner.
Ya lo creo que no. Como que es el más plagado de verrugas del pueblo, y no tendría
ni una si supiera manejar lo del agua de yesca. Así me he quitado yo de las manos
más de mil. Como juego tanto con ranas, me salen siempre a montones. Algunas
veces me las quito con una judía.
-Sí, las judías son buenas. Ya lo he hecho yo.
-¿Sí? ¿Y cómo lo arreglas?
-Pues se coge la judía y se parte en dos, y se saca una miaja de sangre de la
verruga, se moja con ella un pedazo de la judía, y se hace un agujero en una
encrucijada hacia media noche, cuando no haya luna; y después se quema el otro
pedazo. Pues oye: el pedazo que tiene la sangre se tira para juntarse al otro
pedazo, y eso ayuda a la sangre a tirar de la verruga, y en seguida la arranca.
-Así es, Huck; es verdad. Pero si cuando lo estás enterrando dices: «¡Abajo la judía,
fuera la verruga!», es mucho mejor. Así es como lo hace Joe Harper, que ha ido
hasta cerca de Coonville, y casi a todas partes.
Pero, dime: ¿cómo las curas tú con gatos muertos?
-Pues coges el gato y vas y subes al camposanto, cerca de medianoche, donde
hayan enterrado a alguno que haya sido muy malo; y al llegar la medianoche
vendrá un diablo a llevárselo o puede ser dos o tres; pero uno no los ve, no se hace
más que oír algo, como si fuera el viento, o se les llega a oír hablar; y cuando se
estén llevando al enterrado les tiras con el gato y dices: «¡Diablo, sigue al difunto;
gato, sigue al diablo; verruga, sigue al gato, ya acabé contigo!» No queda ni una.
-Parece bien. ¿Lo has probado, Huck?
-No; pero me lo dijo la tía Hopkins, la vieja.
-Pues entonces verdad será, porque dicen que es bruja.
-¿Dicen? ¡Si yo sé que lo es! Fue la que embrujó a mi padre. Él mismo lo dice. Venía
andando un día y vio que le estaba embrujando, así es que cogió un peñasco y, si
no se desvía ella, allí la deja. Pues aquella misma noche rodó por un cobertizo,
donde estaba durmiendo borracho, y se partió un brazo.
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Preparado por Patricio Barros