TOM SOWYER Tom Sawyer - Mark Twain | Page 27

Tom Sawyer www.librosmaravillosos.com Mark Twain suelo, y en seguida entró en la cocina y empezó a restregarse vigorosamente con la toalla que estaba tras de la puerta. Pero Mary se la quitó y le dijo: -¿No te da vergüenza, Tom? No seas tan malo. No tengas miedo al agua. Tom se quedó un tanto desconcertado. Llenaron de nuevo la jofaina, y esta vez Tom se inclinó sobre ella, sin acabar de decidirse; reuniendo ánimos, hizo una profunda aspiración, y empezó. Cuando entró a poco en la cocina, con los ojos cerrados, buscando a tientas la toalla, un honroso testimonio de agua y burbujas de jabón le corrían por la cara y goteaba en el suelo. Pero cuando salió la luz de entre la toalla aún no estaba aceptable, pues el territorio limpio terminaba de pronto en la barbilla y las mandíbulas, como un antifaz y más allá de esa línea había una oscura extensión de terreno de secano que corría hacia abajo por el frente y hacia atrás, dando la vuelta al pescuezo. Mary le cogió por su cuenta, y cuando acabó con él era un hombre nuevo y un semejante, sin distinción de color, y el pelo empapado estaba cuidadosamente cepillado, y sus cortos rizos ordenados para producir un general efecto simétrico y coquetón (a solas, se alisaba los rizos con gran dificultad y trabajo, y se dejaba el pelo pegado a la cabeza, porque tenía los rizos por cosa afeminada y los suyos le amargaban la existencia). Mary sacó después un traje que Tom sólo se había puesto los domingos, durante dos años. Le llamaban «el otro traje», y por ello podemos deducir lo sucinto de su 27 Preparado por Patricio Barros