TOM SOWYER Tom Sawyer - Mark Twain | Page 202

Tom Sawyer www.librosmaravillosos.com Mark Twain multitud que los aclamaba, que rodearon el coche y se unieron a la comitiva y entraron con gran pompa por la calle principal lanzando hurras entusiastas. Todo el pueblo estaba iluminado; nadie pensó en volverse a la cama; era la más memorable noche en los anales de aquel apartado lugar. Durante media hora una procesión de vecinos desfiló por la casa del juez Thatcher, abrazó y besó a los recién encontrados, estrechó la mano de la señora de Thatcher, trató de hablar sin que la emoción se lo permitiese, y se marchó regando de lágrimas toda la casa. La dicha de tía Polly era completa; y casi lo era también la de la madre de Becky Lo sería del todo tan pronto como el mensajero enviado a toda prisa a la cueva pudiese dar noticias a su marido. Tom estaba tendido en un sofá rodeado de un impaciente auditorio, y contó la historia de la pasmosa aventura, introduciendo en ella muchos emocionantes aditamentos para mayor adorno, y la terminó con el relato de cómo recorrió dos galerías hasta donde se lo permitió la longitud de la cuerda de la cometa; cómo siguió después una tercera hasta el límite de la cuerda, y ya estaba a punto de volverse atrás cuando divisó un puntito remoto que le parecía luz del día; abandonó la cuerda y se arrastró hasta allí, sacó la cabeza y los hombros por un angosto agujero y vio el ancho y ondulante Misisipi deslizarse a su lado. Y si llega a ocurrir que fuera de noche, no hubiera visto el puntito de luz y no hubiera vuelto a explorar la galería. Contó cómo volvió donde estaba Becky y le dio, con precauciones, la noticia, y ella le dijo que no la mortificase con aquellas cosas porque estaba cansada y sabía que iba a morir y lo deseaba. Relató cómo se esforzó para persuadirla, y cómo ella pareció que iba a morirse de alegría cuando se arrastró hasta donde pudo ver el remoto puntito de claridad azulada; cómo consiguió salir del agujero y después ayudó para que ella saliese; cómo se quedaron allí sentados y lloraron de gozo; cómo llegaron unos hombres en un bote y Tom los llamó y les contó su situación y que perecían de hambre; cómo los hombres no querían creerle al principio, «porque -decían- estáis cinco millas río abajo del Valle en que está la cueva», y después los recogieron en el bote, los llevaron a una casa, les dieron de cenar, los hicieron descansar hasta dos o tres horas después de anochecido y, por fin, los trajeron al pueblo. 202 Preparado por Patricio Barros