TOM SOWYER Tom Sawyer - Mark Twain | Page 196

Tom Sawyer www.librosmaravillosos.com Mark Twain cómodas, y sobre todo, ¡la luz! Becky lloraba, y Tom trató de consolarla; pero todos sus consuelos se iban quedando gastados con el use y más bien parecían sarcasmos. Tan cansada estaba que se fue quedando dormida. Tom se alegró de ello y se quedó mirando la cara dolorosamente contraída de la niña, y vio cómo volvía a quedar natural y serena bajo la influencia de sueños placenteros, y hasta vio aparecer una sonrisa en sus labios. Y lo apacible del semblante de Becky se reflejó con una sensación de paz y consuelo en el espíritu de Tom, sumiéndole en gratos pensamientos de tiempos pasados y de vagos recuerdos. Aun seguía en esas soñaciones, cuando Becky se despertó riéndose; pero la risa se heló al instante en sus labios y se trocó en un sollozo. -¡No sé cómo he podido dormir! ¡Ojalá no hubiera despertado nunca, nunca! No, Tom; no me mires así. No volveré a decirlo. -Me alegro que hayas dormido Becky. Ahora ya no te sentirás tan cansada y encontraremos el camino. -Podemos probar, Tom; pero ¡he visto un país tan bonito mientras dormía! Me parece que iremos allí. -Puede que no, Becky; puede que no. Ten valor y vamos a seguir buscando. Se levantaron y otra vez se pusieron en marcha, descorazonados. Trataron de calcular el tiempo que llevaban en la cueva, pero todo lo que sabían era que parecía que habían pasado días y hasta semanas; y sin embargo era evidente que no, pues aun no se habían consumido las velas. Mucho tiempo después de esto -no podían decir cuánto-, Tom dijo que tenían que andar muy calladamente para poder oír el goteo del agua, pues era preciso encontrar un manantial. Hallaron uno a poco trecho, y Tom dijo que ya era hora de darse otro descanso. Ambos estaban desfallecidos de cansancio, pero Becky dijo que aún podría ir un poco más lejos. Se quedó sorprendida al ver que Tom no opinaba así: no lo comprendía. Se sentaron y Tom fijó la vela en el muro, delante de ellos, con un poco de barro. Aunque sus pensamientos no se detenían, nada dijeron por algún tiempo. Becky rompió al fin el silencio: -Tom, ¡tengo tanta hambre! 196 Preparado por Patricio Barros