TOM SOWYER Tom Sawyer - Mark Twain | Page 170

Tom Sawyer www.librosmaravillosos.com Mark Twain -Tom, si hubiéramos dejado las condenadas herramientas en el árbol seco habríamos cogido el dinero. ¡Maldita sea! -¡Pues entonces no es sueño! ¡No es un sueño! Casi, casi quisiera que lo fuese. ¡Que me maten si no lo digo de veras! ¿Qué es lo que no es un sueño? -Lo de ayer. Casi creía que lo era. -¡Sueño! ¡Si no se llega a romper la escalera ya hubieras visto si era sueño! Hartas pesadillas he tenido toda la noche con aquel maldito español del parche corriendo tras de mí... ¡Así lo ahorquen! -No, ahorcarlo no... ¡encontrarlo! ¡Descubrir el dinero! -Tom, no hemos de dar con él. Una ocasión como ésa de dar con un tesoro sólo se le presenta a uno una vez, y ésa la hemos perdido. ¡El temblor que me iba a entrar si volviera a ver a ese hombre! -A mí lo mismo; pero, con todo, quisiera verlo, y seguir tras él hasta dar con su «número dos». -Número dos, eso es. He estado pensando en ello; pero no caigo en lo que pueda ser... ¿Qué crees tú que será? -No lo sé. Es cosa demasiado oculta. Dime, Huck, ¿será el número de una casa? -¡Eso es!... No, Tom, no es eso. Si lo fuera no sería en esta población de pito. Aquí no tienen número las casas. -Es verdad. Déjame pensar un poco. Ya está: es el número de un cuarto... en una posada: ¿qué te parece? -¡Ahí está el clavo! Sólo hay dos posadas aquí. Vamos a averiguarlo en seguida. -Estate aquí, Huck, hasta que yo vuelva. Tom se alejó al punto. No gustaba que le vieran en compañía de Huck en sitios públicos. Tardó media hora en volver. Había averiguado que en la mejor posada, el número dos estaba ocupado por un abogado joven. En la más modesta el número dos era un misterio. El hijo del posadero dijo que aquel cuarto estaba siempre cerrado y nunca había visto entrar ni salir a nadie, a no ser de noche; no sabía la razón que así fuera; le había picado a veces la curiosidad, pero flojamente; había 170 Preparado por Patricio Barros