Tom Sawyer
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Mark Twain
Capítulo 24
Días espléndidos y noches horribles
Una vez más volvía Tom a ser un héroe ilustre, mimado de los viejos, envidiado de
los jóvenes. Hasta recibió su nombre la inmortalidad de la letra de imprenta, pues el
periódico de la localidad magnificó su hazaña. Había quien auguraba que llegaría a
ser Presidente si se libraba que lo ahorcasen.
Como sucede siempre, el mundo, tornadizo e ilógico, estrujó a Muff Potter contra su
pecho y lo halagó y festejó con la misma prodigalidad con que antes lo había
maltratado. Pero tal conducta es, al fin y al cabo, digna de elogio; no hay, por
consiguiente, que meterse a poner faltas.
Aquellos fueron días de esplendor y ventura para Tom; pero las noches eran
intervalos de horror; Joe el Indio turbaba todos sus sueños, y siempre con algo de
fatídico en su mirada. No había tentación que le hiciera asomar la nariz fuera de
casa en cuanto oscurecía. El pobre Huck estaba en el mismo predicamento de
angustia y pánico, pues Tom había contado todo al abogado la noche antes del día
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Preparado por Patricio Barros