TOM SOWYER Tom Sawyer - Mark Twain | Page 15

Tom Sawyer www.librosmaravillosos.com Mark Twain que tenía que imaginarse de pie en su propio puente, dando órdenes y ejecutándolas. -¡Para! ¡Tilín, tilín, tilín! (La arrancada iba disminuyendo y el barco se acercaba lentamente a la acera.) ¡Máquina atrás! ¡Tilínlinlin! (Con los brazos rígidos, pegados a los costados.) ¡Atrás la de estribor! ¡Tilínlinlin! ¡Chuchuchu! .... (Entretanto el brazo derecho describía grandes círculos porque representaba una rueda de cuarenta pies de diámetro.) ¡Atrás la de babor! Tilín tilín, tilín!... (El brazo izquierdo empezó a voltear.) ¡Avante la de babor! ¡Alto la de estribor! ¡Despacio a babor! ¡Listo con la amarra! ¡Alto! ¡Tilín, tilín, tilín! ¡Chistsss!... (Imitando las válvulas de escape.) Tom siguió encalando, sin hacer caso del vapor. Ben se le quedó mirando un momento y dijo: -¡Je, Je! Las estás pagando, ¿eh? Se quedó sin respuesta. Tom examinó su último toque con mirada de artista; después dio otro ligero brochazo y examinó, como antes, el resultado. Ben atracó a su costado. A Tom se le hacía la boca agua pensando en la manzana; pero no cejó en su trabajo. -¡Hola, compadre! -le dijo Ben-.Te hacen trabajar, ¿eh? -¡Ah!, ¿eres tú, Ben? No te había visto. -Oye, me voy a nadar. ¿No te gustaría venir? Pero, claro, te gustará más trabajar. Claro que te gustará. Tom se le quedó mirando un instante y dijo: -¿A qué llamas tú trabajo? -¡Qué! ¿No es eso trabajo? Tom reanudó su blanqueo y le contestó, distraídamente: -Bueno; puede ser que lo sea y puede que no. Lo único que sé es que le gusta a Tom Sawyer. -¡Vamos! ¿Me vas a hacer creer que a ti te gusta? La brocha continuó moviéndose. -¿Gustar? No sé por qué no va a gustarme. ¿Es que le dejan a un chico blanquear una cerca todos los días? Aquello puso la cosa bajo una nueva luz. Ben dejó de mordisquear la manzana. Tom, movió la brocha, coquetonamente, atrás y adelante; se retiró dos pasos para ver el efecto; añadió un toque allí y otro allá; juzgó otra vez el resultado. Y en tanto Ben no perdía de vista un solo movimiento, cada vez más y más interesado y absorto. Al fin dijo: -Oye, Tom: déjame encalar un poco. 15 Preparado por Patricio Barros