CUENTOS
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Corría las diez de la mañana era la hora y cuando faltaba un minuto descubrió el artefacto ante el asombro de todos y dijo:
- Hace dos minutos que en todas las redes sociales y todas las páginas de organizaciones benéficas descargué los planos de mi proyecto.
Había pedido audiencia en una gran sala de conferencias y en una caja pequeña , cerrada con un sistema meticulosamente estudiado para que no se supiera nada de su interior, se guardaba su obra. Melquiades había contratado a cientos de miles de informáticos, todos los alli presentes soñaban con que se tratara de inteligencia artificial.
A las diez de la mañana era la hora y cuando faltaba un minuto descubrió el artefacto ante el asombro de todos y dijo:
- Hace dos minutos que en todas las redes sociales y todas las páginas de organizaciones benéficas descargué los planos de mi proyecto.
El portavoz de la conferencia dijo:
- Eso no puede ser ese proyecto es nuestro y deberá pertenecer a nuestras industrias para el bien de nuestro país.
Sin hacerle caso Melquiades tomo la palabra- ese proyecto lo tienen ahora siete mil millones de personas en su computadora y recomiendo que lo impriman ya que mi equipo de informáticos, sin que ninguno supiera lo que verdaderamente estaba haciendo, se han encargado de ponerlo a disposición de todo el mundo y a salvo de los usuarios de internet que quieran inutilizarlo.
Y prosiguiendo expuso- bien aquí lo tienen he minimizado los costes y solo costará doscientos euros fabricarlo, con ellos tendrán comida y agua potable el resto de sus vidas; con un peso total para el transporte de veinticinco kilos y tan solo trece metros cuadrados de espacio necesarios para poder trabajar con el. A continuación expondré los componentes que por su sencillez hacen posible su economía.