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Apelación a los sentimientos
B. Apelación a los sentimientos
En este tipo de falacias se pueden distinguir tres modalidades: apelación al sentimiento de temor, apelación al sentimiento de piedad y apelación a la ignorancia.
Apelación al sentimiento de temor o apelación a la fuerza
Conocida también como ad baculum o "al bastón". Esta falacia ocurre cuando se busca persuadir al interlocutor para que acepte nuestras razones, al expresarle las consecuencias adversas que se seguirían para él de no aceptarlas, en lugar de ofrecer premisas pertinentes. Por ejemplo:
"Claro que existen los Reyes Magos, pero si nocrees en ellos no te traerán regalos".
Apelación a la piedad
También conocida como ad misericordiam. Incurrimos a esta falacia cuando defendemos una postura o conclusión con premisas que tienen el propósito de generar sentimientos de compasión o la piedad de quien nos escucha. Por ejemplo:
"Yo no maté a mi marido, ¡déjenme de acusarme, ya sufro bastante con su ausencia!" (dicho en un tribunal de justicia)”".
Apelación a la ignorancia
Su nombre latino es ad ingnorantiam. Se incurre en esta falacia cuando se argumenta que como nadie ha podido demostrar la verdad de una proposición entonces eso la falsifica inmediatamente. Por ejemplo:
"No se ha probado aún que los teléfonos móviles causen cáncer. Así que no tienen que preocuparse".
Advertencia: cabe mencionar que apelar a la ignorancia no es una falacia; por ejemplo, en aquellos casos en que expertos ponen a prueba medicamentos y, entonces, señalan que con base en los casos observados no hay pruebas de que dicho medicamento produzca algún daño a los consumidores, de ahí se infiere que no causa daño. Lo que hace que dicho argumento no sea falaz es la calidad de las pruebas que se han hecho, que aunque no arrojaron datos concluyentes nos ofrecen un fundamento importante para concluir que no causan daño.