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H uaylarsh M oderno : códigos , raíces y modernidad
van desapareciendo violín, arpa y – en menor medida – clarinetes. » (Fer-
rier, 2010).
Al respecto el profesor Oscar Rojas de la Torre nos muestra seis “va-
riantes” en el Huaylarsh moderno y señala que mientras el Huaylarsh moder-
no ‘tradicional’ es de música más pausada, el Huaylarsh ‘lambada’ es de músi-
ca súper acelerada, producto de la moda. Asimismo debido a la inclusión de
otros instrumentos en la orquesta típica nos encontramos ante otra variante,
el Huaylarsh teckno.
«Es con el advenimiento del Huaylas tecno a comienzos de los años ’90 que
el rostro de la orquesta típica cambia definitivamente, y se invierte la ten-
dencia de añadir instrumentos a ésta formación: desaparecen arpa y violín
(los instrumentos que están de alguna manera al origen del género musical),
reemplazados por el bajo eléctrico y el teclado electrónico, y a veces por una
batería. Se pierden también los clarinetes, primera innovación en la orques-
ta típica a comienzos del siglo XX. Destaca en esta evolución el hecho que,
dentro de las danzas típicas de la región del valle del Mantaro es el género
del Huaylas que más ha sido afectado por este proceso de modernización.»
(Ferrier, 2010).
Esto era precisamente a lo que condenaba el maestro Dhaga cuando se
refería a la distorsión de la música. Apoyando este juicio una danza ‘tradicio-
nal’ debe ajustarse a la tradición y no a las modas pasajeras, así pues si la moda
es un elemento que va a otorgar estilos y nombres cada vez más distanciados
de su esencia, entonces el Huaylarsh deja de ser sustancialmente. Añadimos
que es Zenobio Dhaga quien tiene la autoridad de menospreciar este tipo de
manifestaciones ya que es él quien musicalmente hablando le da existencia al
Huaylarsh moderno. ¿Quién otro que no sea su creador tendría tal derecho?
Veamos la Tabla 5 para hacer más gráfica esta explicación.
Ante este panorama es apropiado preguntar si estas variantes ¿no
serían más bien degeneraciones? Bajo la denominación de ‘variantes’ se ha
pretendido justificar las tergiversaciones que ha sufrido el Huaylarsh. Cabe
resaltar además que el “huaylarsh tecno” ya se había popularizado por 1995
(no por el 2000) en Lima, con Eusebio Chato Grados 15 , que se superó apro-
ximadamente por el año 2000, cuando desde Huancayo, cuna del Huaylarsh,
comienza una seria labor de conservación y rescate de los códigos intrínseca-
mente ligados a esta preciosa danza. Actualmente se exige que las orquestas
15 Junto a él otra variante: el Huaylarsh ‘tekno’.