Cogito, ergo sum
H oy, miles de niños en el país deben haber molestado a sus padres para que los acompañaran a recorrer sus pasajes, calles y vecindarios, con tal de conseguir la mayor cantidad de dulces. De seguro, debieron estar emocionados desde días antes, eligiendo qué disfraz ocuparían. Y muy posiblemente, ahora estén comiendo las golosinas recolectadas.
Ellos no son los únicos que celebran el día de hoy. Muchos jóvenes, y no tan jóvenes, también deben estar festejando. Claro, quizás no con caramelos, pero sí en alguna fiesta preparada en algún local de su ciudad para tal ocasión. Telarañas, luces naranjas, calabazas gigantes, murciélagos y esqueletos, servirán como decoración, para todas las brujas, vampiros, zombies, hombre-lobos, piratas, policías, faraones egipcios, enmascarados y cuanto rinda la imaginación a la hora de buscar un disfraz, quienes estarán bailando al ritmo de pegajosos temas como Thriller del difunto Michael Jackson o el opening de Los Cazafantasmas.
Definitivamente, es una ocasión para celebrar. Sin embargo, ¿ celebrar qué? Posiblemente, no muchos lo sepan.
Halloween llegó hace años al país como una fiesta comercial venida desde el hemisferio norte. Y lo que en realidad significa es Víspera de todos los Santos, pues el nombres es la contracción de la fiesta en inglés llamada All Hallows ' Eve.
Originalmente, es una fiesta de celta, que se celebra en países del lado norte de nuestro planeta, especialmente Estados Unidos( desde donde seguramente llegó a nuestro Chile), pero además se celebra en Canadá, Irlanda, Reino Unido y algunos países de habla no inglesa como México y Colombia, en donde se celebra La Noche de Difuntos. Hoy, 31 de Octubre, en realidad lo que se celebra son dos fiestas: la festividad cristiana del Día de Todos los Santos, por la cual el 1 de Noviembre es feriado en nuestro país, y también la festividad celta Samhain.
Nacida como una celebración pagana, se cuenta que llegó con inmigrantes irlandeses a Estados Unidos y Canadá, en donde además se le dio un trasfondo religioso. Los antiguos celtas celebraban Samhain, o fin del verano, quienes junto a los antiguos británicos, quienes celebraban Calan Gaeaf, juntaron ambas fiestas, las que eran por motivos del final de la temporada de cosechas y el año nuevo celta.
Actualmente, esta fecha se relaciona con los colores negros y naranja, y además con las fiestas de disfraces. Esta tradición también es parte de los antiguos celtas, quienes creían que con la llegada de Samhain, los espíritus – ya fueran buenos o malos-, quedaban libres por el mundo y con el uso de los trajes y máscaras ahuyentaban a los malévolos espíritus. La época se celebraba porque entre los espíritus benévolos podrían encontrarse los ancestros familiares, quienes eran invitados y homenajeados en las casas de sus familias. Más adelante, esta celebración pagana fue cristianizada, y dos Papas, Gregorio III y Gregorio IV, trataron de suplantarla con el Día de Todos los Santos.
Como todos supondrán, y que es lo que a veces ha pasado con fiestas paganas y celebraciones cristianas, estas dos festividades se unieron, y por allá por el año 1840 llegó con los irlandeses a Estados Unidos. Sin embargo, fue solo hasta los años 20 en que se hizo masiva.
Mucha gente cree que una fiesta así no debería celebrarse fuera de los territorios donde comenzó, y se oponen diciendo que no tienen que ver con las tradiciones locales y que supone solo un interés comercial, tal como sucede con el Día de San Valentín. No obstante, ya casi nadie en América queda fuera del Trick-or-treat, o Dulce o travesura, tradición que significaba hacer un trato para evitar recibir una maldad, y cuyos orígenes se remonta también a la cultura celta en la cual era mejor hacer un buen trato con los espíritus que salían a vagar, antes de recibir algún tipo de maldición o“ truco”. Las calabazas talladas eran usadas con el fin de alejar a estos espíritus y no tener que tomar esta decisión.
Sin duda, esta es una tradición ajena que llegó para quedarse, y es un decisión personal celebrarla o no. Sin embargo, ¿ qué hay de malo en darle un poco de dulces a unos niños que inocentemente salen a pedirlos? ¿ O qué daño podría
haber en quedarse en casa leyendo historias de terror y viendo películas de miedo bien acompañados? Supongo que no hay nada de malo en ello, y lo único que queda es darle el sentido que más nos guste y salir a ver si nos toca algún dulce o ver si hacemos alguna travesura.
NON 7