MAQ Magazine n. 14 / September 2019
Pero el hombre del Siglo XX es diferente, es algo más que una simple máquina o una suma de órganos vitales. Los seres humanos así como son materia también son energía, vibran continuamente. Luego la visión del mundo también es diferente, es más compleja de lo que sus ojos ven. Ya no es rocoso, inmutable ni homogéneo pues existen agujeros negros o sea discontinuidades. El universo es curvo. La realidad no es única pues al aparecer el libre albedrío, centrándose en el hombre, existen tantas realidades como observadores existen.
¿Y el paralelismo? No existe. No podría continuar pues estaría contradiciendo las características cuánticas de la discontinuidad, lo probable, lo incierto, etc… Lamentablemente se observa en pintores autodenominados cuánticos- sobre todos los del arte digital- un uso y abuso del paralelismo, así como de la simetría. Es importante recalcar que para la Física Cuántica las paralelas se juntan en un punto (de Lobachesvsky y Poincaré) llamado AD INFINITUM.
De las mínimas comparaciones entre el mundo newtoniano del siglo XVII y el mundo cuántico del Siglo XX se llega a la conclusión que para ser artista cuántico se debe comulgar con un espacio discontinuo que anule la existencia de: paralelismo, simetría, líneas rectas, y la ley de causa efecto.
Prof. y Lic. Nieves Teresita Maldonado, escritora cuántica -Argentina