The Ispian...Un lugar en común - N° 2 - Diciembre 2013 | Page 23

La importancia de la preinformación en la traducción

Prof. Paola Piacenza

En una biografía de Jorge Luis Borges disponible en el sitio web Poetry Foundation se puede leer la siguiente nota al pie que presenta la obra del argentino al lector internacional:

“El Idioma de los argentinos (title means "The Language of the Argentines"), M. Gleizer (Buenos Aires, Argentina), 1928, 3rd edition (includes three essays by Borges and three by Jose Edmundo Clemente), Emecé (Buenos Aires, Argentina), 1968.”

Los lectores atentos de Borges saben que el título del libro de Borges no significa “el lenguaje de los argentinos” sino que esta expresión no es otra cosa que un mero ejercicio de la sinonimia, en inglés. En la traducción al inglés, ha fallado la preinformación que es como George Steiner en Después de Babel (1975) a “la cantidad de material previo requerido para comprender cierta unidad de mensaje”.

A continuación, Valentina Díaz, Giuliana Yocco y Sonia González, alumnas de “Literatura Española y Latinoamericana II” discuten, a partir de su lectura de la teoría de Borges sobre el idioma de los argentinos, la traducción propuesta.

En defensa del tono criolla

Al leer la traducción propuesta, el lector interpreta que la obra de Borges abarca todo dialecto y lenguaje presente en tierra argentina, por ejemplo, las lenguas traídas del exterior que luego se mezclaban con el español, como, por ejemplo, el lunfardo. Sin embargo muy lejos estaba Borges de hablar en su ensayo sobre lo que evidentemente ya formaba parte de la heterogeneidad de un país en plena formación.

El título que lleva su obra poco coincide con su teoría. Para Borges, quien era un antihispánico al estilo Sarmiento, el idioma de los argentinos no es más que el criollo. Dice en un fragmento: "Mejor lo hicieron nuestros mayores. El tono de su escritura fue el de su voz; su boca no fue contradicción de su mano. Fueron argentinos con dignidad: su decirse criollo no fue una arrogancia orillera ni un mal humor". Arrogancia orillera refiriéndose al arrabalero y mal humor al lunfardo.

Demuestra que el criollo es el idioma y lo define a través del tono de la conversación, del valor suprasegmental del sonido. El tono que se utiliza en el criollo es una característica que no diferencia significados sino estados emocionales y la intencionalidad de la conversación porteña (como por ejemplo, tomar un café como modo de sociabilidad).

Valentina Díaz