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Introducción a la arquitectura. Conceptos fundamentales
Las propuestas artísticas, sin embargo,
acaban siempre por cumplirse. Sólo falta que
encuentren su momento y su materia, su objeto.
Y, así como en el universo del lenguaje poético la
incorporación de elementos irracionales fue temprana, la vemos rebrotar también, aunque algo
más tarde, en las arremolinadas formas de la
pintura, desde el Simbolismo hasta el Expresionismo, desde Turner hasta Kandinsky, y convertirse en deriva de algunos pintores surrealistas,
como Joan Miró o Roberto Matta, o incluso en
orientación de la obra escultórica, desde Constantin Brancusi hasta los abruptos e inesperados
objets trouvés, coleccionados por los surrealistas. La agitada gestualidad de la pintura abstracta
americana de los años 40 en adelante, que se hace
presente en la obra de Robert Motherwell, Arshile Gorky o Jackson Pollock, también parece
responder a esta fuerza de enajenación que espera
su hora, no sólo para elaborar un sistema de imágenes inédito sino para arrebatar la obra de las
manos del artífice.
En el ámbito de la arquitectura, la emergencia completa del potencial del azar, tanto en
el rompimiento formal del orden aparente, como
en la entrega del pensamiento rector a la deriva
de la suspensión de la voluntad, no se puede verificar hasta las últimas décadas de nuestro siglo,
aunque elabore sus presagios formales ya en las
delirantes figuras de la arquitectura finisecular,
cuya generalización recoge el término modernista, o en la experiencia, más gráfica que construida, del Expresionismo alemán, a lo largo de
los años 20. Estos episodios son muestras del
instinto por la liberación de los gestos en la hora
de los encuentros entre el proyecto y su autor.
La vitalidad de las figuras gráficas expresionistas apenas llega, sin embargo, a la realidad arqui-
tectónica: sólo como congelación de las expansiones del dibujo que la prefigura, como si se
mostrara incapaz de realizar en la materia construida las intensidades formales que la imaginación propone. Puede compararse en este sentido
la violenta fugacidad de los bocetos realizados
por Mendelsohn (1887-1953) en 1917 para el
observatorio de Postdam, Torre Einstein, con las
formas dúctiles, pero estáticas, de su apariencia
material final, realizada en 1924.
Incluso, en este sentido, reconstruyendo el
hilo argumental de una historia de lo irracional
en la arquitectura, se puede establecer parentesco
más vago con todo intento por hacer más dúctiles las formas construidas, acercándolas a las
de la naturaleza y a la inclinación de los gestos
de la mano en el dibujo, pactando con materiales maleables, desde la arcilla hasta el hormigón
armado, o hasta los usos de las mad eras laminadas, o con técnicas derivadas de su manipulación, de cuya aplicación podría ser muestra la
obra, esencialmente solitaria, de Alvar Aalto. En
este curso se encontraría la tendencia hacia una
morfología antigeométrica, en ocasiones señalada como tendencia orgánica -aunque orgánico
es también el crecimiento pautado por la geometría de algunas formaciones naturales- se haría
ocasionalmente emergente para asumir la forma
de edificios y trazados singulares, pudiéndose
incluir en esta serie edificios como la capilla de
Nuestra Señora de Ronchamp, algunas de las brutales formas constructivas que se ven en Chandigarh y otros edificios de Le Corbusier de los
años 50, o el perfil de la ópera de Sidney, de
Jörn Utzon, y algunos edificios de Frank Lloyd
Wright o de Saarinen, pertenecientes al ambiente
americano de finales de los mismos 50. Y, finalmente, se puede emparentar con un antirracio-
© Los autores, 2001; © Edicions UPC, 2001.