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Introducción a la arquitectura. Conceptos fundamentales
forma, conlleva en sí misma una negación del
organicismo, que asimila la forma a un órgano,
“para el cual las funciones son las que justifican su formación y su desarrollo y las alteraciones de la función implican una alteración de
la forma.”38 Frente a ambas corrientes de pensamiento, Rossi afirma el valor autónomo de la
forma.
El mundo contemporáneo introduce cambios diversos en el debate acerca del papel de la
función en la arquitectura. Hace más complejos
y precisos algunos programas funcionales; convierte otros en indeterminados, transformables,
susceptibles de alojar simultáneamente actividades diversas; y facilita las mezclas, los híbridos.
En definitiva, apunta una realidad nueva.
Por un lado, la precisión de los programas
funcionales podría conducir a la producción de
ciertos invariantes formales. Así, por ejemplo, en
el escenario de una ópera la función mandaría, la
volumetría estaría fijada. Pero esto, que en cierto
sentido es verdad, no es un absoluto. Históricamente se relativiza. Con el paso del tiempo y los
cambios en la escenografía, las necesidades de
espacio se alteran. De los bastidores de tela pintada al decorado corpóreo y la iluminación eléctrica; de la función única a la alternancia de diversas producciones; el escenario tiende a hipertrofiarse. Tal vez en el futuro, la realidad virtual, las
proyecciones, vuelvan a reducir el escenario a una
escena plana situada ante un fondo, como el frons
scaena de la tragedia griega. Pero además, en la
estructura de este programa funcional no influyen,
solamente, cuestiones técnicas y normativas; también actúa el sentir de una civilización, plasmado,
por ejemplo, en el deseo de espectacularidad, que
renace y adquiere fuerza en determinadas épocas.
La función no está al margen de la ideología.
Otro ejemplo: un aeropuerto. Su programa
funcional plantea un complejo problema a la
arquitectura. Sus espacios deben satisfacer los
requisitos de seguridad. En su recinto confluyen
la práctica totalidad de los medios de transporte
de la sociedad contemporánea: el transporte privado en automóvil y el público: autobuses, metro,
ferrocarril. Y en la zona del tráfico aéreo estrictamente separada del pasaje, además de aviones
se desplazan automóviles, furgonetas, camiones,
que transportan combustible, maletas, personas,
mercancías… Un aeropuerto es un complicado
nudo de enlaces que la disposición arquitectónica debe resolver con la máxima claridad. Un
organigrama puede esquematizar las funciones
que deben realizarse y sus relaciones, definir un
marco condicional, que incluso puede llegar a ser
muy estricto. Sin embargo, el cumplimiento de
éste nunca llegará a colmar el trabajo del arquitecto, más bien le será preliminar.
La historia de los aeropuertos pone de
relieve que los cambios en el organismo arquitectónico no siempre son fruto de una evolución,
sino el producto de saltos. Así, la invención de
los fingers supone una transformación más allá
de la mera aparición de un elemento nuevo. O
los anillos de la ampliación de la terminal del
aeropuerto Charles De Gaulle definen un tipo
determinado que absorbe con facilidad sucesivas ampliaciones. El tiempo también plantea, en
términos variables, la dimensión óptima de un
aeropuerto. La función no es una fórmula independiente FV