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Función
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Antoni Ramon
“La utilidad resulta de la exacta distribución de
los miembros del edificio, de modo que nada
impida su uso, antes bien cada cosa esté colocada en el sitio debido y tenga todo lo que le sea
propio y necesario.”1
Afirmando que la utilidad debe satisfacerse de manera precisa, con exactitud, y reduciendo su resolución a un problema de distributio, es decir, a procurar “el debido y mejor
uso posible de los materiales, y el menor coste
de la obra conseguido de un modo racional y
ponderado,”2 Vitruvio establece, en la Roma de
Augusto, algunos de los criterios fundamentales
de la idea moderna de funcionalidad.
En De Architectura las consideraciones
prácticas menudean, constituyendo una de las
motivaciones principales que determinan la arquitectura. Así, en la fundación de una ciudad, las
cuestiones de salubridad adquieren la máxima
importancia; hasta el punto que, según Vitruvio,
los rituales ancestrales consistentes en inmolar
reses que han apacentado en los lugares donde se
quiere levantar la ciudad no tienen otra razón que
conocer, por el examen de los hígados de los animales sacrificados, las propiedades de los pastos.
Desde el mismo punto de vista higienista, los
vientos dominantes del emplazamiento marcan
la dirección de las calles, que han de evitarlos:
“pues si las calles estuvieran trazadas en
la dirección de los vientos entrando éstos directamente del espacio abierto del cielo, su soplo
e ímpetu constantes, comprimidos en lo angosto
de las calles estrechas, se difundirían con mayor
violencia.”3 Un tipo de razonamiento que se
repite, por ejemplo, en la elección del sitio más
sano posible para edificar el teatro, que “ha de
huir especialmente de la orientación a lugares
viciados y ha de escoger la de aires saludables.”4
La estricta lógica utilitaria parece ser, también, la causa de las decisiones del arquitecto
al construir una muralla. Los criterios defensivos definen la forma: que “no debe ser ni 7VG&F