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Sandokán, Marianna, Yáñez y los piratas que se habían salvado del combate abandonaron el buque, que ya ardía como un haz de leña seca, y se embarcaron en los tres barcos, llevándose a los heridos. En un abrir y cerrar de ojos se desplegaron las velas, los piratas echaron mano a los remos y los tres praos salieron rápidamente de la bahía, adentrándose hacia alta mar. Página 187