––No, ni siquiera está conectado a un cable. Esto es muy interesante. Fíjese en que está
conectado a un gancho justo por encima del orificio de ventilación.
––¡Qué absurdo! ¡Jamás me había fijado!
––Es muy extraño ––murmuró Holmes, tirando del cordón––. Esta habitación tiene uno
o dos detalles muy curiosos. Por ejemplo, el constructor tenía que ser un estúpido para
abrir un orificio de ventilación que da a otra habitación, cuando, con el mismo esfuerzo,
podría haberlo hecho comunicar con el aire libre.
––Eso también es bastante moderno ––dijo la señorita.
––Más o menos, de la misma época que el llamador ––aventuró Holmes.
––Sí, por entonces se hicieron varias pequeñas reformas. ––Y todas parecen de lo más
interesante... cordones de campanilla sin campanilla y orificios de ventilación que no
ventilan. Con su permiso, señorita Stoner, proseguiremos nuestras investigaciones en la
habitación de más adentro. La alcoba del doctor Grimesby Roylott era más grande que la
de su hijastra, pero su mobiliario era igual de escueto. Una cama turca, una pequeña
estantería de madera llena de libros, en su mayoría de carácter técnico, una butaca junto a
la cama, una vulgar silla de madera arrimada a la pared, una mesa camilla y una gran caja
fuerte de hierro, eran los principales objetos que saltaban a la vista. Holmes recorrió despacio
la habitación, examinándolos todos con el más vivo interés.
––¿Qué hay aquí? ––preguntó, golpeando con los nudillos la caja fuerte.
––Papeles de negocios de mi padr 7G&