Test Drive | Page 93

muy vieja, y en la actualidad sólo un ala está habitada. Los dormitorios de esta ala se encuentran en la planta baja, y las salas en el bloque central del edificio. El primero de los dormitorios es el del doctor Roylott, el segundo el de mi hermana, y el tercero el mío. No están comunicados, pero todos dan al mismo pasillo. ¿Me explico con claridad? ––Perfectamente. ––Las ventanas de los tres cuartos dan al jardín. La noche fatídica, el doctor Roylott se había retirado pronto, aunque sabíamos que no se había acostado porque a mi hermana le molestaba el fuerte olor de los cigarros indios que solía fumar. Por eso dejó su habitación y vino a la mía, donde se quedó bastante rato, hablando sobre su inminente boda. A las once se levantó para marcharse, pero en la puerta se detuvo y se volvió a mirarme. »––Dime, Helen ––dijo––. ¿Has oído a alguien silbar en medio de la noche? »––Nunca ––respondí. »––¿No podrías ser tú, que silbas mientras duermes? »––Desde luego que no. ¿Por qué? »––Porque las últimas noches he oído claramente un silbido bajo, a eso de las tres de la madrugada. Tengo el sueño muy ligero, y siempre me despierta. No podría decir de dónde procede, quizás del cuarto de al lado, tal vez del jardín. Se me ocurrió preguntarte por si tú también lo habías oído. »––No, no lo he oído. Deben ser esos horribles gitanos que hay en la huerta. »––Probablemente. Sin embargo, si suena en el jardín, me extraña que tú no lo hayas oído también. »—Es que yo tengo el sueño más pesado que tú. »––Bueno, en cualquier caso, no tiene gran importancia ––me dirigió una sonrisa, cerró la puerta y pocos segundos después oí su llave girar en la cerradura. ––Caramba ––dijo Holmes––. ¿Tenían la costumbre de cerrar siempre su puerta con llave por la noche? –