Test Drive | Page 302

Sea, le veré hoy respondí al canadiense, para evitar que actuara por sí mismo y lo comprometiera todo. Me quedé solo. Decidida así la gestión, resolví llevarla a cabo inmediatamente. Yo prefiero lo hecho a lo por hacer. Volví a mi camarote. Desde allí, oí ruido de pasos en el del capitán Nemo. No debía dejar pasar la ocasión de encontrar-le. Llamé a su puerta, sin obtener contestación. Llamé nue-vamente y luego giré el picaporte. Abrí la puerta y entré. Allí estaba el capitán. Inclinado sobre su mesa de trabajo, pare-cía no haberme oído. Resuelto a no salir sin haberle interro-gado, me acerqué a él. Entonces levantó bruscamente la ca-beza, frunció las cejas y me dijo en un tono bastante rudo: -¿Qué hace usted aquí? ¿Qué quiere de mí? Quiero hablar con usted, capitán. -Estoy ocupado, señor, estoy trabajando. La libertad que le dejo a usted de aislarse, ¿no W