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Dicho esto, el capitán Nemo, seguido de su segundo, se introdujo en el interior del Nautilus. Éste permanecía com-pletamente inmóvil, como si los pólipos coralíferos lo hu-biesen enquistado ya en su indestructible cemento. -¿Y bien, señor? capitán. me preguntó Ned Land, que se había acercado a mí tras la marcha del Amigo Ned, que vamos a esperar tranquilamente la ma-rea del día 9, ya que parece que va ser la luna la encargada de ponernos a flote. ¿Así de sencillo? Así de sencillo. -¿Cómo? ¿Es que el capitán no va a echar el ancla fuera, ni disponer su maquinaria para hacer todo lo posible por sa-carlo tirando del espía? ¿Para qué, puesto que bastará con la marea? dijo Con-seil. El canadiense le miró y se alzó de hombros. Era el marino quien hablaba en él. Puede usted creerme, señor, si le digo que este trasto de hierro no volverá a navegar por el mar ni bajo el mar. Ya sólo vale para venderlo como chatarra. Creo que ha llegado el momento de prescindir de la compañía del capitán Nemo. Amigo Ned respondí , yo tengo más confianza que us-ted en el Nautilus. De todos modos, dentro de cuatro días sa-bremos a qué atenernos sobre las mareas del Pacífico. En cuanto a su consejo de darnos a la fuga, me parecería opor-tuno si nos halláramos a la vista de las costas de Inglaterra o de la Provenza, pero en estos parajes de la Papuasia la costa es muy diferente. No obstante, siempre tendremos ocasión de recurrir a esta extremidad si el Nautilus no consigue salir a flote, lo que, para mí, sería muy grave. Pero, al menos, ¿no podríamos poner pie en tierra? dijo Ned Land . Ahí tenemos una isla. En esa isla hay árboles. Y bajo esos árboles hay animales terrestres, portadores de chuletas y rosbifs, en los que yo hincaría el diente muy gusto-samente. En esto tiene razón el amigo Ned dijo Conseil , y yo soy de su opinión. ¿No podría obtener el señor de su amigo, el capitán Nemo, que se nos trasladase a tierra, aunque no fuese más que para no perder la costumbre de pisar las par-tes sólidas de nuestro planeta? -Puedo pedírselo, pero creo que será inútil. Inténtelo el señor capitán Nemo. dijo Conseil , y así sabremos a qué atenernos sobre la amabilidad del Con gran sorpresa por mi parte, el capitán Nemo me con- 6VF