32. A sus discípulos habló Jesús y toda la gente oyó, y dijo:
Precaveos de los escribas y los fariseos que se enorgullecen
porque llevan túnicas largas, ricamente decoradas,
33. Y que se encantan de que los saluden en la plaza del
mercado, y que buscan los asientos más distinguidos en las
fiestas y que arrancan a los pobres sus salarios, ganados con
duro esfuerzo, para satisfacer sus apetitos carnales y que oran
en público, largo y en alta voz.
34. Estos son los lobos que se disfrazan para parecer corderos.
35. Y entonces dijo a todos: Los escribas y fariseos por la ley
están colocados en el asiento de Moisés y por la ley pueden
interpretar la ley.
35. Por lo mismo, haced lo que ellos os indican hacer, pero no
los imitéis en sus obras,
36. Porque dicen lo que Moisés enseñó y hacen lo que hace
Beelzebuth.
38. Hablan de merced, pero atan sobre los hombros de los
hombres cargas insoportables.
39. Hablan de ayuda, pero no hacen esfuerzo alguno para
ayudar a sus hermanos hombres.
40. Alardean de lo que hacen, pero no hacen otra cosa que
exhibirse en ropajes vistosos y amplias filaterías y sonreír
cuando las gentes los llaman honorables maestros de la Ley.
41. Se pavonean por todas partes y muestran su orgullo cuando
las gentes les llaman Padre tal y Padre cual.
42. Oídme ahora, hombres: No llaméis Padre a ningún hombre.
El Dios de cielos y tierra, y él sólo es el Padre de la raza
humana.
43. Cristo es el hierarca, el maestro alto y eminente de los hijos
de los hombres.
44. Si vosotros habéis de ser exaltados, sentaos a los pies del
maestro y servid. Aquel es el más grande hombre que sabe
servir supremamente.
Capítulo 156
Los escribas y los fariseos enojados. Jesús los censura por su
hipocresía. Se lamenta de Jerusalem. El óbolo de la viuda. Jesús
pronuncia su discurso de despedida a las multitudes en el templo.
1. Los escribas y fariseos estuvieron enfurecidos: y Jesús dijo:
2. Infortunio sobre vosotros, escribas y fariseos, sobre vosotros
hipócritas. Estorbáis en el camino los apiñáis a la puerta; pero