23. Pero cuando los invitados llegaron, encontraron que la
puerta de entrada a la sala del banquete era baja y que no
podían entrar sino doblando la cabeza y poniéndose de rodillas.
24. Y como no podían doblar la cabeza y caer de rodillas,
tuvieron que marcharse y no concurrieron a la fiesta.
25. Entonces el hombre mandó mensajeros a invitar a la gente
ordinaria y a los del estado bajo a que vengan a comer con él.
26. Y estas gentes vinieron gustosas y doblaron las cabezas y
cayeron de rodillas y entraron al Salón del banquete y se
saciaron y todos estuvieron contentos.
27. Entonces el maestro agregó: Mirad vosotros, sacerdotes y
escribas y fariseos, que el Señor de los cielos y la tierra ha
preparado un suntuoso banquete al que fuisteis los primeros
invitados.
28. Pero encontrasteis la puerta del salón del banquete
demasiado baja, de modo que os compelía a doblar la cabeza y
caer de rodillas para poder entrar, y entonces escarneasteis al
rey que había hecho la invitación, rehusando doblar la cabeza y
caer de rodillas, de modo que os habéis marchado.
29. Pero Dios ha hecho otra invitación a las gentes ordinarias y
las del estado bajo han venido en multitudes, han entrado al
banquete y todo lo han gozado.
30. Yo os digo hombres: que los publícanos y las cortesanas
pasan por los portones y entran al reino de los cielos y vosotros
os quedáis afuera.
31. Juan vino a vosotros correctamente, trajo consigo la verdad,
pero no le creísteis.
32. Pero los publícanos y las cortesanas le creyeron y fueron
bautizados y entraron al banquete.
33. Yo os digo, como lo he dicho muchas veces: mochos han
sido llamados, pero los escogidos son pocos.
Capítulo 154
Jesús enseña en el patio del templo. La parábola del propietario
y el agricultor. La parábola de la fiesta nupcial y los invitados
sin ropa adecuada.
1. Las multitudes gozaban con lo que Jesús decía, de modo que
construyeron una plataforma en el patio del templo, a la que
subió Jesús y desde allí enseñaba, y hablando en parábola dijo: