6. Ahora bien, vosotros podéis demostrar el poder de Dios.
Tened fe en Dios y podéis ordenar a las montañas que
desaparezcan, y ellas se derrumbarán a vuestros pies.
7. Y podéis hablar al viento y a las olas y ellas os oirán y
obedecerán vuestro comando.
8. Dios oye la petición de fe y, cuando le pidáis con fe,
recibiréis.
9. No debéis pedir impropiamente. Dios no oye la petición de
hombre alguno que viene a él con la sangre de otros hombres
en las manos.
10. Y aquel que alberga pensamientos envidiosos y no ama a su
prójimo, puede orar a Dios por siempre, sin que él le oiga.
11. Dios no puede hacer por los hombres más de lo que los
hombres harían por otros hombres.
12. Y Jesús volvió a entrar a los patios del templo.
13. Los sacerdotes y los escribas estaban muy envalentonados
por el consejo de Caifás y de los otros hombres de poder, por lo
cual vinieron a Jesús y le dijeron:
14. ¿Quién te ha dado autorización para hacer lo que has
hecho? ¿Por qué arrojaste ayer del templo a los mercaderes?
15. Y Jesús contestándoles dijo: Si me contestáis una pregunta,
yo también contestaré la vuestra: ¿Fue, Juan, el precursor, un
hombre de Dios o un sedicioso?
16. Les repugnaba a los escribas y a los fariseos contestar, de
modo que razonaron entre ellos así:
17. Si decimos que Juan fue un profeta enviado por Dios el va a
decirnos:
18. Juan testificó respecto de mí que yo soy hijo de Dios.
Entonces ¿por qué no creéis mis palabras?
19. Si decimos que fue audaz, sedicioso, el populacho se
vendrá contra nosotros, porque cree que fue un profeta del Dios
viviente.
20. De modo que contestaron a Jesús diciendo: No lo sabemos,
no podemos decirlo.
21. Entonces Jesús dijo: Si no me lo decís, no os diré quien me
dió poder para arrojar a los ladrones de la casa de Dios.
22. Y entonces les habló una parábola y dijo: En cierta ocasión,
un hombre invitó a una fiesta a todos los ricos y honorables de
su tierra.