1. El trabajo de Jesús en Galilea había terminado. Envió un
mensaje, y muchos vinieron de muchas ciudades de Galilea.
Vinieron a recibir bendición de su mano.
2. Entre los muchos que vinieron estaban Lucas, sirio de
Antioquía, médico ilustre y hombre justo y correcto.
3. También estaba allí Teófilo, senador griego, Ministro de la
Corte de César y muchos hombres de honor y de renombre.
4. Y Miriam cantó: Saludad todos a la estrella del Día, venida de
lo alto.
5. Saludad todos al Cristo que siempre fue, que siempre es y
que será para siempre.
6. Saludad todos la oscuridad de la sombra. Saludad todos la
aurora de paz en la tierra y buena voluntad para los hombres.
7. Saludad todos al rey triunfante que lucha contra la muerte
tiránica, que la vence en la lucha y que trae como consecuencia
la ley de la vida inmortal para los hombres.
8. Saludad todos la cruz despedazada, la lanza trozada.
9. Saludad todos el triunfo del alma. Saludad todos la tumba
vacía.
10. Saludad todos al que ha sido despreciado de los hombres,
rechazado por las multitudes, porque es él quien está sentado
en el trono del poder.
11. Saludad todos al que ha llamado a los puros en el corazón,
de todo clima, a sentarse con él en el trono del poder.
12. Saludad todos el velo que se desgarra. La vía a los planos
mas altos de Dios se abre para todos los hijos de los hombres.
13. Regocijaos, oh, hombres de la tierra, regocijaos; llegad al
grado supremo del goce.
14. Traed el arpa y tocad sus más altas cuerdas; traed la flauta y
hacer sonar sus notas más dulces,
15. Porque los hombres que fueron hechos bajos, son exaltados
a lo alto ahora, y los que caminaban en la obscuridad y en el
valle de la muerte, son levantados ahora al punto en el que Dios
y el hombre son uno para siempre.
16. Aleluya! Alabad al Señor por siempre Amén.
17. Y Jesús levantó los ojos al cielo y dijo:
18. Mi Padre—Dios, deja ahora que la bendición de tu amor, de
tu merced y de tu verdad descanse en estos hombres.