27. Hubo un Juez que no temía a Dios. ni respetaba a los
hombres.
28. Y había una viuda que tenazmente imploraba al juez que le
hiciera justicia contra los que le habían hecho mal y que la
vengara de sus enemigos.
29. Al principio el Juez se negó a oírla, pero después de muchos
días dijo:
30. Ni temo a Dios ni respeto a los hombres, pero para que esta
viuda no me agote con su diario ruego, la vengaré de sus
enemigos.
31. Cuando los discípulos preguntaron el significado de esta
parábola, el Señor les dijo: El que es sabio puede comprender;
el tonto no necesita saber.
32. Y entonces, para enseñar una lección a algunos de sus
adherentes que confiaban en sí mismos y que pensaban que
ellos eran más sabios y santos que los demás hombres, dijo la
siguiente parábola:
33. Dos hombres fueron a la iglesia a orar. El uno era fariseo y
el otro publicano.
34. El fariseo avanzó y oró consigo mismo, así: ¡Oh. Dios! Te
agradezco que yo no soy como otros hombres que son
extorsionistas, injustos y adúlteros;
35. Ni siquiera soy como este publicano. Ayuno dos veces por
semana y doy el diezmo de todo lo que tengo.
36. El publicano no avanzó, no levantó los ojos al cielo, sino
que se golpeó el pecho y dijo:
37. Oh, Señor. Ten piedad de mí. Soy un pecador a tus ojos;
estoy desecho.
38. Y ahora hombres, yo os digo: el publicano sabía orar y fue
justificado.
39. El fariseo sabía hablar, pero fue condenado.
40. Todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla
será exaltado ante los ojos de Dios.
Capítulo 146
Ultima reunión de Jesús con sus discípulos en Galilea. Miriam canta
el canto de alabanza. El canto. Los cristianos comienzan su jornada a
Jerusalem. Descansan en las fuentes de Enón. La petición egoísta de
Santiago y Juan. Los Cristianos llegan a Jerusalem.