3. Si habéis de seguirme por amor y ser discípulos de la Santa
Respiración y ganar finalmente la ciencia de la vida, tenéis que
dejar atrás todo lo que pertenece al plano visible.
4. No os hagáis ilusiones. Deteneos y considerad el costo.
5. Si alguien va a construir una torre o un hogar, primero se
sienta y considera el costo para estar seguro de que tiene el
dinero necesario para concluirlo.
6, Porque sabe bien que, si fracasa en la empresa, puede perder
su riqueza y caer en ridículo.
7. Y si un rey desea el reino de otro rey, llama a sus hombres de
confianza y con ellos considera cuidadosamente sus fuerzas,
porque no va a medir sus armas con un poder muy superior.
8. Contad bien lo que va a costaros antes de seguirme. Os va a
costar la vida y todo lo que tenéis.
9. Si amáis al padre, a la madre, a la esposa o al hijo más de lo
que amáis al Cristo no podéis seguirme.
10. Si amáis la riqueza o los honores más de lo que amáis al
Cristo no podéis seguirme.
11. Los senderos de la vida tangible no corren por los lados de
la montaña a la cima sino que hacen circunvalaciones alrededor
de la montaña de la vida de modo que si habéis de ir derecho al
portón alto de la conciencia, tenéis que cruzar la vía de la vida
tangible, en vez de caminar por ella.
12. Esto es cargar la cruz y ningún hombre puede cargar la cruz
de otro.
13. Toma tu cruz y sígueme por medio del Cristo a la vía del
verdadero discípulo que ésta es la vía que conduce a la vida.
14. Esta vía de la vida es llamada la pena del más grande precio,
y quien la encuentra debe poner bajo su pié todo lo que él tiene,
15. Mirad que un hombre encontró en cierto terreno las
manifestaciones de una maravillosa mina de oro y fue y vendió
su casa y todo cuanto tenía y compró el terreno: entonces gozó
su riqueza.
16. Ahora bien, estaban presentes escribas y fariseos ricos que
amaban su dinero, sus propiedades y sus tierras y que se rieron
ruidosamente para burlarse de lo que Jesús había dicho.
17. Entonces Jesús les habló y dijo: Vosotros sois el tipo de
hombre que aparece bien ante hombres, pero que Dios conoce
que es perverso de corazón.