arrojamos espíritus que no han llegado a ser puros, cuando
rescatamos a alguien de cualquier forma de sufrimiento
doloroso?
15. Y Jesús dijo: Nadie puede pagar la deuda de otro hombre,
pero por la Palabra podemos relevar a un hombre de sus
aflicciones y desgracias.
16. Y libertarle, para que pueda pagar sus deudas, dando su
vida en sacrificio voluntario por los hombres o por otras cosas
vivientes,
17. Mirad que podemos libertar a este hombre para que mejor
pueda servir a la raza y pagar así sus deudas.
18. Entonces Jesús llamó al hombre y le dijo: ¿Quieres ser
libre? ¿Quieres recibir la vista?
19. El hombre contestó: Todo lo que tengo lo daría con gusto y
libremente si pudiera ver.
20. Entonces Jesús tomó saliva y un poco de arcilla e hizo una
pomada y la puso en los ojos del ciego.
21. Y habló la Palabra y en seguida dijo: Ándate a Siloam y
lávate. Y mientras te laves di: Fahhevahe. Hazlo siete veces, y
verás.
22. Y el hombre fue guiado a Siloam; se lavó los ojos y habló la
Palabra e instantáneamente sus ojos se abrieron y vio.
23. Las gentes que le habían visto por muchos años a la vera
del camino mendigando, estaban muy sorprendidas de que
viera.
24. Decían: ¿No es este hombre aquel Job que nació ciego, que
se sentaba a la vera del camino y mendigaba?
25. Al oírles hablar así entre ellos dijo: Si, yo soy aquel.
26. Las gentes le preguntaron: ¿Cómo te curaste? ¿Quién te
abrió los ojos?
27. El dijo: Un hombre a quien llaman Jesús hizo un remedio de
arcilla y me lo puso en los ojos y me ordenó decir una palabra y
lavarme en Siloam siete veces. Hice lo que me ordenó, y ahora
veo.
28. Un cierto escriba pasaba y vio al hombre y le oyó decir que
Jesús, por la Palabra, le había abierto los ojos.
29. Entonces lo llevó a la Sinagoga. donde refirió la historia a
los sacerdotes quienes interrogaron al hombre acerca del
milagro.